En el momento que Antonio David Flores apareció ante la audiencia de ‘GH VIP’, el pasado mes de septiembre, Rocío Carrasco (la respuesta a la felicitación de cumpleaños desde Honduras) debió de ser consciente de la que se le venía encima. Y, a pesar de ello, ha sido capaz de permanecer callada (con la salvedad de esas escuetas palabras en la rueda de prensa de presentación del musical homenaje a su madre) durante todo este tiempo. Máxime cuando la entrada de su hija, Rocío Flores (su más que evidente pérdida de peso), en ‘Supervivientes’ era un elemento más para la presión mediática a la que ha estado sometida todos estos meses.
Estas semanas hemos visto como la hija ha mandado mensajes a la desesperada a su madre buscando un acercamiento. Incluso, aprovechaba las cámaras para felicitarla tras ocho años sin hacerlo. Carrasco, fiel a la postura que ha adoptado por su bien, no respondía a pesar de que se le daba la oportunidad. Es más, su entorno aseguraba a la revista ‘Lecturas’ que no está viendo el ‘reality’ por el dolor que le provoca.
La misma publicación sostiene que, ese entorno tiene claro que solo hay una cosa que podría abrir una rendija de esa puerta de la reconciliación que pide a gritos Flores. Pero parece que es lo único a lo que se ha negado en estos tres meses de concurso: pedir perdón a su madre por todo el sufrimiento generado.
Hace unas semanas, Jorge Javier Vázquez le preguntaba de manera clara si creía que tenía que pedir perdón a su madre. La respuesta de esta ponía sobre la mesa sus intenciones: «Creo que no. Ahí me voy a quedar«. Unas palabras con las que se retrocedería todo el camino que pudiera haberse avanzado.
Porque desde el entorno de Carrasco saben que, si bien el acercamiento de posturas sería la mejor de las noticias, la posición en la que se ha enrocado la joven, negándose a dar su brazo a torcer y a pedir disculpas por sus errores de adolescencia, cerrarían cualquier posibilidad de que, algún día, puedan siquiera hablar las cosas.
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