La idea surgió tras una conversación ocasional con efectivos de la Unidad Antiterrorista de la Policía Nacional. Un dato: España tiene el récord mundial de detenciones de yihadistas. Todo ello desencadenó un minucioso trabajo de investigación y colaboración. “Hemos visto lo que contamos y eso impregna de realidad esta serie”, dice el director, Dani de la Torre.
Él y el guionista Alberto Marini establecieron con ellos “una relación de confianza” durante casi dos años para dar forma a La Unidad, ficción que Movistar+ estrena el viernes 15. Participaron en operaciones y tuvieron acceso a material secreto y a personal infiltrado en células de la yihad o agentes ‘digitalizados’. “Nos impactó ver la cantidad de árabes que trabajan en Canillas”, revela ‘Beto’ Marini. Así se conoce a la Comisaría General de Información, el complejo policial de Madrid, escenario recurrente adonde nos traslada. Es inevitable pensar que esos agentes que trabajan en sofisticadas instalaciones tienen su reflejo en la ficción.
La Unidad está comandada en los dos escenarios por una mujer. En la serie, la comisaria es Carla Torres, que interpreta Nathalie Poza. También hay paralelismo en el perfil del jefe de operaciones, Sergio (Luis Zahera). Aunque muchos personajes son una fusión de varios profesionales. Completan el equipo Marián Álvarez, Michel Noher, Carlos Blanco, Raúl Fernández y Fariba Sheikhan.
Sin estigmas
No hubo contacto con terroristas, pero sí con la comunidad musulmana. “Tenían reticencias porque no quieren aparecer en el otro bando. Su visión es muy crítica, y no se sienten identificados con el Daesh. Por eso hemos huido de los estigmas, aunque hablemos de extremismo religioso”, añade De la Torre. Él mismo, en el proceso de preparación, pudo acceder al barrio melillense de la Cañada de la Muerte, foco de reclutamiento de yihadistas, y compartir el té en algunos hogares. “Percibí cierta flexibilidad religiosa y descubrí cómo los narcos, que dominan la zona, no quieren que se les identifique con los ‘barbas’”.
Melilla es una de las paradas de este viaje al terror que abarca cuatro países. “Esta es una serie de alta producción, y no quería renunciar a grabar en Argelia (Lagos), Francia (Perpignan y Toulousse) y Marruecos (Tánger). Para dotarla de verdad había que mostrar en toda su magnitud cómo se mueve esta gente en diferentes idiomas”.
El director de La sombra de la ley (tres Goya 2019) remarca su obsesión por la puesta en escena, que aquí se traduce en una potente ambientación visual: “No se trataba de hacer un spot con centenares de agentes coordinados o planos secuencia impactantes, sino mostrar la cruda realidad sin estereotipos”.
La dinámica de trabajo de esta élite, hasta ahora solo mostrada en la ficción internacional, también la hace única: “Hemos descubierto cómo funcionaba el FBI antes que nuestra Policía”. Así que su imagen del colectivo ha cambiado: “Por desgracia creía que estaba más cerca de Torrente”.
Otro valor es la mezcla de acción y drama personal. Entre una y otra situación de peligro, los agentes resuelven sus propios conflictos. “Entendersus motivaciones era también fundamental para diferenciar esta ficción de otros policiacos. Nos lo han contado en primera persona y eso es impagable”, revela Beto. La trama arranca con la detención del líder yihadista más buscado del mundo. Este éxito, y a la vez una amenaza mundial, se produce en un momento crucial en la vida de Carla, su separación.
Segunda parte
Ambos creadores han aprovechado el confinamiento para definir la segunda tanda. Marini avisa: “La realidad a menudo supera la ficción; hemos guardado confidencias por miedo a no resultar veraces y quizá nunca vean la luz”. Pero tanto esta como otras ficciones tendrán que aclarar “si se desarrollan antes o después de la Covid-19”.
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