Cada vez más celebridades que nos demuestran que la fama y el éxito (casi) nunca es compatible con los excesos y Victoria Beckham es una de ellas. La diseñadora y empresaria mantiene unas rutinas muy estrictas, que rara vez se salta, y enfoca todos sus esfuerzos en mantener su negocio a flote y su familia unida.
En 1999 se casó con David Beckham y juntos han tenido cuatro hijos, Brooklyn, Romeo, Cruz y Harper. Pero antes de que su vida fuese tan sobre ruedas, la celebridad vivió momentos de incertidumbre. “Me siento más segura de mí misma ahora. Sin duda. Antes, cuando era más joven, tenía pequeñas paranoias sobre mí misma y ahora que soy mayor ya no me afectan”, reveló la diseñadora en el programa de televisión This Morning.
“Creo que se trata de centrarse en las cosas buenas que tienes y ser agradable contigo misma, ya sabes. Creo que todo el mundo debería ser respetuoso consigo mismo y con los demás”, añadió.
No es la primera vez que Beckham describe los beneficios del ejercicio físico. “Hago mucho deporte. Antes de formar parte de las Spice Girls, fui bailarina. Ese era mi plan, pero después todo cambió. Así que el ejercicio y la danza siempre han sido fundamentales para mí. Y lo disfruto. Me pongo mi playlist y bailo. Y eso me hace sentir bien”. Además, bebe mucha agua y siente especial predilección por el vino tinto.
Pero que su vida esté en orden no significa que la diseñadora no sienta nostalgia por algunos momentos del pasado, como su etapa en las Spice Girls. Una época que además recuerda con cariño. Así que cuando le preguntaron por su estilismo predilecto como Spice Posh, no tuvo ninguna duda: el vestido de Jil Sander que lleva en el videoclip de Goodbye, no solo por el estilismo y su corte de pelo pixie, también porque estaba embarazada de su primer hijo, Brooklyn, y eso la hacía brillar. Literalmente.
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