Las hermanas María y Mónica Cordera saben bien lo que es superar una crisis. Y, sobre todo, no tenerle miedo, sino todo lo contrario. En plena crisis financiera de 2008, Mónica y María saltaron al vacío y lanzaron su propia firma de ropa bautizada como Mónica Cordera. Desde el comienzo tuvieron claro que su marca nacería bajo la etiqueta de moda ética. Una etiqueta que básicamente reconoce que detrás de cada prenda hay personas. Su forma de producir sería respetuosa con el medio ambiente y centrada en talleres familiares de España. Haber nacido en un año en el que muchos negocios bajaban la persiana, les ha ayudado en esta nueva crisis en la que entramos: “el hecho de comenzar en momentos tan difíciles sirve para mantener los pies muy en la tierra y, sobre todo, ayuda a estar en continua búsqueda y renovación, a no dejar de aprender, así como a estudiar cualquier paso para no dar ninguno en falso”, nos cuentan las hermanas Cordera.
La experiencia previa no les evitó sentir el miedo inicial y la incertidumbre durante los primeros días de la pandemia. Sin embargo, confiesan que les duró poco y que tuvieron la certeza de que saldrían fortalecidas. “Realmente lo que más nos preocupaba era tener nuestras tiendas físicas cerradas (en A Coruña y Oviedo) justo cuando la campaña de primavera-verano comenzaba. Nos inquietaba tener el stock paralizado o que la situación bloquease el espíritu de compra”, recuerdan sobre aquellos días.
Un temor que pronto descubrieron que era infundado pues el apoyo que recibieron fue importante, algo de lo que se sienten muy agradecidas. Estar presentes en un gran número de países les ha ayudado. “Donde mejor nos ha ido ha sido en Japón, Hong Kong, Taiwán, EEUU, Canadá, Reino Unido, Holanda y Suiza, y donde peor, desgraciadamente, en España”, reconocen.
La clave de mantener las ventas ha sido también la importancia que ya tenía su plataforma online, un canal en el que han notado una mejoría exponencial en los últimos meses y razón por la que no dudan en que será donde pondrán toda su energía “para potenciarla como el principal canal de venta”.
El principal objetivo con el que nació su marca, el de crear colecciones de moda ética, ha ayudado también a que su producción no se haya visto afectada, “la base de una moda ética es reconocer que hay seres humanos detrás de la ropa que vestimos y pensar que a nuestros talleres les debemos todo. Ha sido difícil pero nos hemos ayudado mutuamente, ya que desde el primer momento apostamos por no frenar nuestra actividad y así perjudicarlos lo mínimo posible. Esto ha hecho que, a día de hoy, sigamos fabricando tal y como estaba previsto”, nos cuentan. Revelan también que ese es el motivo por el que no encontraremos descuentos en su colección, “con el fin de no devaluar todo el trabajo y esfuerzo que hay detrás de cada prenda. Ahora más que nunca hay que decantarse por producciones artesanales y locales para apoyar a las pequeñas empresas”, rematan.
Un tipo de consumo por el que ellas apostaron hace muchos años pero que piensan que ahora ha llegado para quedarse porque “tenemos que mimar a nuestro planeta, ser conscientes del cuidado del medio ambiente y comprar de una manera coherente y sostenible prendas que hayan sido fabricadas éticamente”, reflexionan.
Esta nueva crisis no ha frenado su creatividad, tienen varias referencias de esta colección agotadas y están ya pensando en la nueva colección pre-fall que llegará a finales de este mes a las tiendas, están organizando el nuevo shooting y desarrollando diseños para el próximo año. En ese sentido parece que la pandemia no ha afectado su ritmo de trabajo ni se reflejará en su marca. La crisis sanitaria les ha servido para reforzar sus valores y filosofía de marca, tienen mucha fe en que las cosas que cambien, creen que “la nueva normalidad será apoyar el reciclaje y la segunda vida de los materiales. Consumir productos fabricados con materiales sostenibles y producidos bajo un sistema ético y responsable. Incorporar a nuestros armarios prendas y accesorios que duren toda la vida”.
María y Mónica Cordera están más convencidas que nunca de que hay que vestir con valores y pensar antes de comprar, que sus clientas compren su marca porque les gusta lo que hacen y no por un consumismo masivo e inconsciente, “que si les formulan la pregunta ¿qué prendas de las que ya tienes te volverías a comprar?, sin dudarlo en su respuesta incluyan nuestros diseños.”
Sus diseños son una especie de oasis visual. Prendas atemporales, en colores neutros, de materiales cálidos y siluetas relajadas. Una propuesta en la que nos imaginamos a la perfección esa “nueva normalidad” como la mejor que todos deseamos.
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