Del brilli-brilli de Ivana a la indiferencia de Melania: así han cambiado los cumpleaños de Trump

Que todas las mujeres coqueteen conmigo es algo esperable". Hoy Donald Trump cumple 74 años y sigue diciendo frases de dudoso gusto sobre las mujeres, con las que afirma tener buena relación aunque muchas veces su comportamiento indique lo contrario. Una de las ocasiones en las que ha mostrado esa "buena" relación con las señoras ha sido en sus celebraciones de cumpleaños, aunque parece que en los últimos tiempos ni en casa lo tratan ya como antes.

El hoy presidente de Estados Unidos organizó durante décadas celebraciones exclusivas que se caracterizaron por la excentricidadfestivalera y el despilfarro, unos fastos que como las lujosas fiestas de celebridades como Paris Hilton y Lindsay Lohan, han ido quedando en el pasado.

Apenas queda nada de aquellas celebraciones que organizaba en los ochenta junto a Ivana, pues a pesar de su carácter extravagante, desde que es presidente solo ha trascendido la fiesta del primer aniversario que vivió como mandatario. Fue en 2017, pero tampoco hubo festejo: solo una cena privada y familiar anunciada mediante comunicado oficial.

En 1988, sin embargo, sus 42 velas fueron celebradas con una exclusiva fiesta donde el brilli-brilli, la estética disco y la extravagancia tanto en las joyas como en el tipo de celebración reinaron en el Hotel Castillo & Casino de Atlanta. Ivana apareció enfundada en un mini vestido de raso con escote corazón y mangas abullonadas de color rosa chicle, acompañado de un Donald más fibrado que lucía un traje holgado con una corbata a juegocon el llamativo vestido de Ivana.

La fiesta reunió a personas importantes, como el empresario neoyorquino Preston Robert Tisch, el promotor Butch Lewis, el cantante y compositor Peter Allen y la actriz Lisa Hartman entre otros.

Del cumpleaños familiar a las conejitas

Ocho años después de aquella fiesta, Trump estaba casado con Marla y las fiestas se volvieron más familiares. Por eso, para celebrar su entrada en la cincuentena eligió Nueva York y un evento mucho más formal. Dejó los brillos y apareció con su esposa, vestida con un discreto traje chaqueta blanco, y sus cuatro hijos. Solo la tarta, con sus grandes dimensiones, se salía de lo normal.

Una vez entrado en el nuevo milenio, Trump dejó de celebrar su festividad con grandes fiestas -o al menos no las hizo públicas-, a excepción de la vez en que Pamela Anderson y las conejitas millennials que la sucedieron llenaron a Donald de besos y risas frente al Trump Taj Mahal. Al lado, en un segundo plano, una tímida Melania aparecía con un vestido de satén negro. Mientras las demás chicas coreaban su nombre vestidas con bodies de colores, Melania se mostraba seria y en ningún momento participó del baile que le habían preparado a su marido el resto de las mujeres.

Está por ver cómo celebrará el presidente de EEUU su cumpleaños, pero a tenor de lo ocurrido los últimos años es obvio que su relación con las mujeres ha empeorado. Al parecer, también con su esposa, a quien no se ha visto nunca organizando una fiesta como las que Ivana o Marla le brindaron a Trump cuando era un joven empresario.

Artículo publicado en Vanity Fair el 13 de junio de 2019 y actualizado.

Fuente: Leer Artículo Completo