El mes de octubre nos está dejándonos grandes momentos ‘sartorial’ de nuestra Reina. Primero, nos conquistó con su mejor vestido en el desfile del Día de la Hispanidad; después, con su look súper sexy en el concierto previo a los Premios Princesa de Asturias y su apuesta por ceder el protagonismo a Leonor en la entrega de los galardones y, ahora, doña Letizia ha conseguido dejarnos otra vez más con la boca abierta con su apuesta de estilo en la entronización de Naruhito de Japón.
Más de 2.000 personas estaban invitadas al Palacio Imperial de Tokio para asistir a la entronización del Emperador Naruhito de Japón; representantes de todas las casas reales del mundo y mandatarios de más de 170 países se reunieron en esta solemne ceremonia. Y entre todos ellos, nuestra Letizia apató como ninguna otra Reina con un look que se sale de su zona de confort pero que le sentaba como un guante.
La Reina no hizo nada de lo que se esperaba, y acertó con todo, de la cabeza a los pies. En vez de apostar por Varela o Caprile, como suele hacer en estas grandes citas, doña Letizia estrenó un llamativo vestido de seda estampada con grandes flores y cintura muy marcada que combinaba verdes y rosados, y que estaba firmado por la diseñadora española Matilde Cano (la primera vez que vistió de ella, también fue un éxito).
Doña Letizia también sacó la artillería pesada del joyero real, y se colocó por primera vez el collar de chatones de la Reina Victoria Eugenia (pertenece al lote de pasar), una pulsera que parece ir a juego, y unos imponentes pendientes largos de diamantes y esmeraldas. Para completar el look, además de un clutch nuevo de Carolina Herrera, la Reina se sumó a la tendencia de las diademas (una de las más fuertes de la temporada) con un favorecedor tocado rosa empolvado de Nana Golmar.
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