No ha pasado una semana desde aquel funeral en el que se rindió homenaje a Álex Lequio una vez amainada la tormenta de las medidas más estrictas por culpa del coronavirus. Ese acto fúnebre en el que su padre, Alessandro Lequio, se fundía en un emotivo abrazo con la novia del joven, Carolina. El mismo en el que su madre, Ana Obregón, se rompía durante ese discurso que había preparado para despedirse de él delante de sus familiares y amigos más allegados.
Este año, para la prensa del corazón será menos verano que nunca. Ella siempre marcaba el inicio del estío con ese posado en bikini o en traje de baño con el que se hacía oficial la entrada en la estación. Porque para ella, este verano también lo será menos que nunca. Será el más complicado de todos los que ha tenido que afrontar en sus 65 años de vida. El primero sin Álex.
Ana, que ha buscado en su familia ese refugio en el que poder vivir el duelo con el colchón que siempre da el calor de quien te quiere, se ha trasladado a Mallorca. Allí tienen una casa en la que sus padres pasan largas temporadas y donde ella tratará de encontrar algo de paz que calme el tremendo dolor inconsolable de su corazón.
La actriz ha sido fotografiada por las calles de Palma, cubierta tras la mascarilla y las gafas de sol. Intentando dar algo de normalidad a una rutina que nunca volverá a ser la misma sin esa vida que, como ella misma manifestó en esas primeras palabras tras la pérdida, se le ha apagado para siempre.
Ana se ha alejado del bullicio de Madrid tras haber pedido en Instagram que se le permita vivir este duelo tranquila. Una vez hechas todas las despedidas, quiere dejar de ser foco de atención, aunque es consciente de que eso es complicado por la grandeza de su figura en esa prensa a la que ha agradecido, por activa y por pasiva, el trato no solo en estas semanas, sino en los dos años de lucha de su hijo contra el cáncer.
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