Dice Liza Minnelli que la primera vez que vio el brazalete Bone y las joyas de Elsa Peretti “eran tan diferentes a todo lo que había visto hasta entonces, y eso que he visto muchas cosas, que desde entonces solo llevo joyas de Peretti”. Actriz y diseñadora comparten también desde entonces amistad y fama de iconos atípicos. Elsa Peretti, nacida en Florencia en mayo de 1940, hija del fundador de Anonima Petroli Italiana (API), Ferdinando Peretti, es rotunda: “No soy artista, sino artesana”. Aunque sus piezas están en el Metropolitan Museum de Nueva York, en el British Museum de Londres y en otras instituciones culturales de Boston y Houston, Peretti no habla demasiado de diseños, estilo, clientas… Prefiere hacerlo de refugiados, trata de personas o daños medioambientales.
Su labor filantrópica desde la Nando and Elsa Peretti Foundation, que dirige desde Barcelona, se centra en proyectos de educación, sanidad, cultura y medio ambiente por todo el mundo. Llegó a España hace décadas, en las que ha diseñado para Tiffany & Co., se instaló en Sant Martí Vell (que ahora frecuenta menos por la afluencia turística) y sigue enamorada del país. “España me ha dado éxito. Nunca habría sido diseñadora de joyas sin España… Aquí pienso y en Nueva York funciono”, asegura.
Mujerhoy ¿Sacaremos alguna lección tras la pandemia?
Elsa Peretti Esta crisis planetaria debe enseñarnos a reequilibrar la relación entre el hombre y la naturaleza; y nuestros esfuerzos deben concentrarse en proteger los recursos del planeta contra la capacidad destructiva del hombre. El ser humano es parte de un ecosistema cuya dinámica está amenazada precisamente por las actividades humanas. El cambio climático, la destrucción del hábitat, el comercio ilegal, la caza furtiva…. ponen en peligro la supervivencia de miles de especies animales y vegetales; y defenderlos de la extinción es un deber de todos sin excepción: el equilibrio general de la Tierra depende de nuestra responsabilidad. Quizás ahora tengamos la oportunidad de comprender que debemos dejar a los murciélagos, elefantes y tigres en libertad, y volver a vivir con humildad y respeto por la naturaleza.. Hay que repensar la forma en la que distribuimos nuestra riqueza, cómo organizamos nuestra economía. Y a partir de aquí, comenzar de nuevo y seguir adelante para asegurarnos de que nuestro mundo postpandémico sea realmente diferente.
M.H. ¿Esta crisis es un aviso de la naturaleza?
E. Peretti Creo que sí. Cuidar y proteger nuestro planeta no es una opción: es una necesidad. Ya llegamos tarde, debemos actuar de inmediato y todos juntos: ciudadanos, políticos y empresarios. Es un reto global que no respeta las fronteras nacionales. El 31% de la superficie del planeta es bosque y representa el 80% de la biodiversidad. En 2019 se redujeron 12 millones de hectáreas en el Amazonas, 10 millones en Australia…
M.H. ¿Es este un momento especialmente propicio para la solidaridad?
E. Peretti En tiempos de crisis, las personas más frágiles, las más desfavorecidas económicamente, sufren las consecuencias más graves. Mientras reflexionamos sobre cómo comenzar de nuevo, debemos pensar en quién está pagando el precio más alto de esta crisis: los sectores más marginados de la sociedad, los últimos, los migrantes, los irregulares… Sin olvidarnos que en otras partes del mundo, en muchas regiones de África, Asia y Sudamérica, la situación es aún más dramática. Esta pandemia corre el riesgo de ampliar aún más la brecha, ya de por sí enorme, en la protección de los derechos humanos y la salud entre países ricos y pobres.
Tenemos una obligación moral hacia el optimismo; la indignación debe ser canalizada con cambios”.
M.H. ¿Sigue siendo optimista?
E. Peretti Por supuesto, precisamente porque creo que este tipo de acciones pueden conducir a cambios. A lo largo de mis 80 años en este hermoso planeta, he sido testigo de cómo hemos degradado la naturaleza y destruido los ecosistemas a medida que nos hemos vuelto más y más distantes con los entornos naturales. He vivido con la ilusión de que el futuro promete bienestar, pero me he dado cuenta de que el futuro no parece tan prometedor y que necesitamos reconocer que nuestra existencia depende del ciclo que nos une a todos en eso que llamamos vida. Por otra parte, tenemos una obligación moral hacia el optimismo. La indignación que sentimos y vemos estos días en las calles de todo el mundo debe ser canalizada hacia caminos constructivos. El optimismo es necesario para permitir el cambio real y sistémico que se necesita. ¡El momento de actuar es ahora!
M.H. ¿Cómo se conjuga crecimiento y respeto a la diversidad natural y social?
E. PerettiE. Peretti Sería suficiente con alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por Naciones Unidas para 2030. Hay que rendirse ante el hecho de que la economía mundial, tal y como la hemos concebido hasta ahora, ya no es sostenible. No se trata de abolir la riqueza, sino de pensar en cómo erradicar la pobreza. Quizás esto signifique cambiar nuestro modelo de desarrollo, nuestros hábitos, nuestras prioridades. Pero tenemos que elegirlo ahora, porque quizá en unos años no tengamos opción. Y digo esto como hija de un empresario petrolero: la economía basada en el petróleo ya no es sostenible. La política, la industria y la economía deben invertir de inmediato en nuevas tecnologías ecológicas de suministro de energía. También creo que no puede haber un futuro justo y sostenible si el principio universal de no discriminación e inclusión de todos los seres humanos, sin distinción alguna, no se convierte en el faro de los políticos de todo el mundo.
M.H. ¿Cómo es su día a día en Girona?
E. Peretti Vivo desde hace muchos años en pleno contacto con la naturaleza, que siempre ha sido mi mayor fuente de inspiración. En mi trabajo como diseñadora de joyas y objetos para Tiffany, siempre me he inspirado en las formas y colores de la naturaleza. Observarlos me hace sentir en paz. Los animales, los árboles, tienen una belleza pura, que no necesita retoques: todo es perfecto, incluso las raíces retorcidas de los manglares.
M.H. ¿Cómo se distrae?
E. Peretti Veo en televisión películas antiguas, pero sobre todo documentales y canales como ARTE, que analizan temas en profundidad. Esta emergencia me ha dado mucho que pensar y me ha llevado a la urgencia de mi compromiso en favor de aquellos que no tienen medios para hacer frente a los problemas diarios. Siempre he estado convencida de que la filantropía no debería reemplazar los deberes del Estado, pero no puedo evitar reaccionar ante una tragedia tan grande como la que experimenta el mundo en este momento.
Aprendí mucho de los estudios naturalistas de Félix Rodríguez de la Fuente”.
M.H. ¿Qué labores está desarrollando su fundación?
E. Peretti En los últimos 20 años he financiado muchos proyectos en todo el mundo, pero nunca sentí lo importante que es mi papel como filántropa hasta este momento. Esta emergencia ocupa la mayor parte de mi tiempo: estoy tratando de hacer el máximo por aquellos que no tienen una casa, que viven en un barrio pobre o en un asentamiento ilegal. Esta es la contribución que siento que tengo que dar, sin reemplazar el papel de la sanidad pública, llegando a los más vulnerables para que el derecho a la salud sea accesible para todos sin distinción de clase social u origen. Pero también tengo muy claro que no debemos perder de vista otra urgencia relacionada con esta pandemia: la crisis ambiental y climática, un problema hacia el que mi atención siempre ha sido y siempre será máxima.
M.H. ¿Qué sueño quiere cumplir?
E. Peretti Me gustaría ser recordada no solo por mi trabajo como diseñadora para Tiffany; también por haber contribuido a ese cambio urgente para preservar la salud del planeta y la defensa de los derechos humanos. Pienso en particular en la Amazonía, cuyos recursos naturales siguen siendo saqueados con total impunidad. Para mí, que aprendí mucho de los estudios naturalistas de Félix Rodríguez de la Fuente, saber que la Amazonía está en riesgo de destrucción debido a la codicia de algunas personas es inconcebible.
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