Vidas maravillosas, cuerpos de escándalo, viajes de ensueño…. Las redes sociales han creado un mundo virtual falso que poco a poco muchas influencers están tratando de frenar mostrando la realidad que hay detrás de las fotografías. Tania Llasera y su posado en bikini reivindicativo, Lola Índigo y su foto sin Photoshop o Paula Echevarría y su selfie sin maquillaje ni retoques, son algunos de los ejemplos que intentan promover el amor por nuestros cuerpos. A ellas se ha unido la periodista e influencer Danae Mercer, que se ha encargado de normalizar la celulitis, las estrías o la flacidez sin tapujos.
A pesar de que a diario se intenta concienciar de que lo mostrado en redes es solo una parte -y probablemente no real- de la vida de los influencers, el poder y la influencia que tienen pueden conseguir efectos muy negativos en las personas, sobre todo en los más jóvenes. Por ello, Danae Merce ha hecho de Instagram su herramienta para normalizar los cuerpos perfectamente imperfectos y destapar la realidad que hay detrás de una pose que intenta ocultar o disimular esas imperfecciones.
Un objetivo que parece estar consiguiendo ya que reúne casi un millón y medio de seguidores que apoyan y aplauden la inciativa de Danae. En las publicaciones, la periodista muestra cómo una pose puede ocultar la flacidez de los muslos o el vientre hinchado. Con sus fotografías enseña tips y consejos para posar ante la cámara sacando la mejor de tí misma, una prueba irrefutable de que no hay que creer nada de lo que vemos en Instagram.
Dane comparte también su experiencia personal y muestra cómo ha conseguido superar sus trastornos alimenticios y cómo ha llegado a aceptarse mejorando su salud mental. «Mi meta es recordarte una y otra vez que las redes sociales no son reales. Las publicaciones contienen filtros, poses, retoques, brillos… La perfección no es lo que nos representa. Pero nosotros los humanos somos mucho más maravillosos que eso y nuestros cuerpos son solo envoltorios de lo de dentro», escribe junto a sus imágenes. Y desde la redacción nos faltan manos para aplaudir esta iniciativa. ¡Bravo!
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