Hace 10 años, a Gaby Moreno (Guatemala, 1981) le pasaron varias cosas que cambiaron la vida a esta cantautora afincada en Los Ángeles. Por un lado, recibió un correo electrónico con un encargo: 30 segundos de música instrumental para una serie de televisión. "Nunca había compuesto algo así, sólo canciones, pero lo hice junto con un colega porque no tenía nada que perder". Entre más de 200 candidatos, eligieron su medio minuto y se convirtió en la sintonía de Parks and Recreation, la popular sitcom protagonizada por Amy Poehler. "Fue un sorpresa enorme; he estado un par de veces en las grabaciones, en alguna fiesta fin de temporada y, sobre todo, me dio la oportunidad de conocer a Poehler, que es una de mis cómicas favoritas".
También en esa época sus esfuerzos por establecerse en Estados Unidos comenzaban a dar resultado. Acompañó a Tracy Chapman y Ani Difranco en sucesivas giras como telonera durante aquel 2009. Entonces, a través de amigos comunes, conoció a Van Dyke Parks, leyenda viva de la música norteamericana desde la década de los 60. Colaborador de Brian Wilson, Randy Newman, Harry Nilsson y uno de los arreglistas más reverenciados de la historia del pop, identificó en Gaby Moreno a la cómplice para un proyecto largamente ansiado: plasmar en un disco una visión panamericana del continente.
"Conectamos al instante cuando nos pusimos a hablar de Latinoamérica y las canciones que nos apasionaban de la primera mitad del S XX", recuerda Gaby, que a pesar de tener exactamente la mitad de años que su socio, se reconoce como él "un alma vieja". "Me contó que en sus primeros años como músico solía irse de gira por la costa de Florida con su hermano, y que tocaban boleros y guapangos. Fue entonces cuando me dijo que le mandase clásicos que me gustasen tocados por mí solo con guitarra y voz. Comencé a hacerlo y me sorprendió enviándome nuevas versiones con arreglos sinfónicos a los dos días".
Hija de una locutora de radio y presentadora de televisión y un promotor de artistas –"pero no músicos", apunta Moreno–, un viaje a los 13 años que realizó a Nueva York con su familia hizo que descubriera su vocación. En principio habían ido a ver musicales de Broadway, pero caminando por la calle escuchó a una señora cantando y quedó embelesada. "Le pregunté qué era eso y me dijo que se llamaba blues". Acto seguido arrastró a sus padres a una tienda de discos y compró todos los "compilatorios" de blues que encontró. "Al volver a casa lo primero que sonó fue I´m a Woman, de Koko Taylor, y me voló la cabeza".
Si en Guatemala descubrió la música afroamericana de EE UU, fue en Los Ángeles, adonde llegó con 18 años con un contrato discográfico, donde se enamoró de la tradición musical de su país y sus vecinos. "Yo le digo a la gente que me siento angelteca" –ilustra combinando sus nacionalidades– "Siento tan natural cantar en inglés como en español, hacer un blues como un bolero o un son jarocho. Por lo que me ha contado Van Dyke, a él le pasó algo parecido con la música latina en los 60. Él nació en Mississippi y cuando se mudó a Los Ángeles se contagió de toda la cultura mexicana que había en la ciudad, enamorándose de su música".
El fruto de esa unión es Spangled, un álbum que desde su título reivindica el spanglish, el brillo deslumbrante del mestizaje con una portada de Klaus Voorman, el amigo alemán de The Beatles y autor del diseño de Revolver. El disco lo abre un tema fronterizo de Ry Cooder cantado junto a Jackson Browne, Across the Borderland, y cierra el romántico bolero Espérame en el cieloa dúo entre Moreno y Van Dyke Parks. "No habla español pero tiene una fonética perfecta", explica. Entre medias hay paradas en Perú (Nube gris), Panamá (Historia de un amor) o Brasil (Esperando na janela y O, Cantador). "Queríamos darle legitimidad a estas canciones para introducirlas a la gente del mercado anglosajón y al revés con los latinos. Básicamente celebrar las distintas culturas del continente y las migraciones que han tenido estas canciones".
Como guatemalteca, una nacionalidad históricamente asociada con la migración a EE UU, Gaby Moreno tenía también una clara intencionalidad política. "Mi meta con Spangled ha sido la de unir dos hemisferios que no entienden que forman un solo continente. Creo que en EE UU necesitan tener más consciencia de lo que está pasando en Latinoamerica, deben entender que muchos huyimos de allí por la violencia y la inestabilidad política y social. En países como Honduras o Salvador aún persisten las consecuencias de lo que hizo allí la CIA, en cierto modo sus gobiernos fueron responsables de esta situación. Mi entrada a EE UU fue muy fácil, Warner me ofreció un contrato y eso permitió que pudiera pagarme estudios en una escuela y pedir un visado académico que luego se hizo de artista. Sin embargo, que no haya vivido esa situación de otros compatriotas no significa que no empatice con lo que ha pasado. Estas personas sólo quieren salvar sus vidas…"
https://youtube.com/watch?v=OQumEDeu3jI%3Frel%3D0
De gira por Europa –esta noche actúa en Santander (Teatro Casyc), mañana en Madrid (Clamores) y el jueves en Málaga (La Cochera Cabaret)–, ha tenido que superar sus propios obstáculos. Al margen de que esperar casi una década (otra vez el número 10) y ver cómo se rompían tres contratos antes de publicar su primer álbum, prefiere recordar el aprieto en el que se vio envuelta durante sus primeras actuaciones en el continente.En 2013 al actor y músico Hugh Laurie, "uno de los artistas más generosos que he conocido" la reclutó para su banda. En uno de los temas del repertorio, Kiss of Fire, un tango criollo, el célebre Dr. House insistió en que había que bailar durante la parte instrumental de la canción. "Tuvimos que aprendernos un tango rápidamente", rememora entre risas. "Para ser un principiante no se le daba mal, pero era él quien me tenía que llevar. Yo me moría de la vergüenza pero le encantó y ya lo tuvimos que hacer en todos los conciertos de la gira".
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