Ni confirmo ni desmiento

Parafraseando a mi ADORADO “Ovejas” de la serie El Pueblo, ni confirmo ni desmiento que me haya comprado un cacharrín de esos portátiles (y mini) para refrescarme mientras trabajo. Es lo bueno y lo malo de vivir en una casa con tanta luz natural (traducción = un sol de justicia que me cagoenmimanto), que la mitad del día te pega el Lorenzo por una fachada y la otra mitad por la otra. El Infierno, mire Vd.

Nota: no, no tengo contemplada la instalación de A/A. Mi casero no me deja hacer un agujero para colgar un cuadro y me va a dejar montar dos splits de esos… me parto. Benditos caseros, debe haber un espacio reservado para ellos en el Averno…

A lo que iba que me voy por las ramas: mañana es el Día del Orgasmo, amiguitas. Lo más obvio y más chistaco sería titular con un ¡Ooooooohhhh! muy grande y ya está, pero esta es una publicación elegante, y además tú y yo sabemos que si se hace bien hay más de un ¡Ohhhhh!, así que desechemos la sal gorda humorística.

Hablando de sal gorda. Con la caló me ha dado por revisitar los clásicos ochenteros y noventeros (mis años turgentes, snifff), pero no solo los románticos-épicos como Top Gun. A mí me gustaba mucho lo que se dio en llamar la comedia madrileña: Amo tu cama rica, Todo es mentira, Todos los hombres sois iguales… Esta última la volví a ver anoche.

Si Top Gun no resiste un revisionado sin el ataque de risa, Todos los hombres sois iguales no resistiría una lectura desde una perspectiva mínimamente feminista. Mi momento preferido es cuando Carmen Balagué (la AMO) se levanta ofendidísima de la mesa de la cocina porque Imanol Arias ha afirmado delante de ella y sus amigas que “no digo que las mujeres no sientan placer, pero que orgasmo, lo que se dice orgasmo, solo lo tenemos los tíos”. JUAS. Mira, cariño, porque esto se estrenó en el 94, pero ahora a alguien se le ocurre soltar una tontería semejante en una fiesta y es más que probable que le lancen un Satisfyer (*) a la cabeza, por imbécil.

(*) O un Sona. Ambos son contundentes y efectivos.

Que digo yo que qué curioso que eso de que no tengas orgasmos sea como un insulto, una burla, una mofa. Es como darle la vuelta a la tortilla de una manera súper retorcida: no tienes orgasmos por tu culpa, porque eres una incapaz o una frígida, no porque yo no me aplique y no me entere. ¿Qué cosas, no? Y que lejos quedan ya esas ideas, ¿no? ¿O no?

Del 94 hasta ahora han pasado muchos años, y ahora quien más y quien menos tiene un juguete en el cajón de la mesilla, que lo mismo sirve para quitarte los nervios un día de estrés, pasándotelo muy bien tú solita, que para que esa pareja sin complejos te haga llegar al orgasmo.

Y, mira, qué bien. Hay que abrazar sin miedo los avances tecnológicos que nos alivian, ya sea el calor u otras necesidades igual de perentorias.

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