En el año 2012, José Coronado (63) entraba en el selecto club de los actores que cuentan con un Premio Goya en las estanterías de su casa. Una guinda en una carrera que ya acumula unas cuarenta películas, más de diez series de televisión y otras tantas producciones teatrales en más de tres décadas dedicado al mundo de la interpretación. Y eso que la vocación a Coronado le llegó pasados los treinta.
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El actor que pudo ser médico
Nacido en el castizo y acomodado barrio de Chamberí en Madrid, José María Coronado García fue el mediano de los tres hijos que tuvieron José María Coronado Valcárcel (fallecido en febrero del año 2000) y María Rosa García Barajas. Su padre era doctor ingeniero de Telecomunicaciones y su madre se ocupaba de la casa. Tiene dos hermanas, África y Patricia, que se dedica al mundo de la publicidad. Cuando el joven José terminó el instituto, no sabía muy bien qué hacer con su vida pero su padre le inculcó que para lo que quisiera, debía estar bien formado.
Se metió a la facultad de Derecho y allí estuvo casi cuatro años, pero no le convenció. Entonces decidió hacer Medicina, carrera que estudió durante dos años. Pero como él mismo ha revelado entre risas, en ese tiempo pasó más tiempo jugando al mus en la cafetería que en clase. “Acabé siendo un perfecto jugador de mus y póker”, ha dicho en varias ocasiones. Nada más cumplir los 18, Coronado ya quiso ser independiente económicamente y trabajó como camarero, organizaba cursos de esquí, se hizo coreógrafo, abrió varios restaurantes, una agencia de viajes y hasta montó una agencia de modelos. Durante diez años, el que luego sería uno de los galanes por excelencia del cine español, trabajó duro y aprendió mucho de la vida. Gracias a su atractivo físico, protagonizó un anuncio de whisky en Menorca e hizo sus pinitos también como modelo en diferentes países.
En Italia vivió un momento desagradable que años después reveló en LOC. “Una vez sí que sentí ese acoso en Italia. Estaba haciendo una campaña e hicieron una fiesta en el Lago Como. A los dueños de la casa, que eran dos hermanos, parece que les gusté. Me metieron algo en la copa. Perdí absolutamente la noción del tiempo. De pronto me encontré con que esa fiesta de 200 personas se había evaporado y sólo estaba yo con los dos hermanos. Intentaban… No de una forma agresiva en absoluto, pero me ofrecían ese camino. Luego me puse nervioso y dije: "Por favor, por favor, que no…". No fue a más. Me fui a mi casa y no pasó a nada”.
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Actor gracias a una amiga
Tras varios años trabajando duro, fue una amiga suya la que le aconsejó que se metiera a un curso de interpretación para combatir el estrés diario al que estaba sometido con tanto trabajo. Se trataba de la actriz Maru Valdivieso que años más tarde confesaba: “Yo estaba tan enamorada de José que le dije que se viniera a las clases para verle todos los días”. Se habían conocido en una fiesta en Pachá. Le hizo caso y se apuntó a uno de Cristina Rota y ahí empezó todo. Tenía casi 30 años. Su primera incursión en el mundo de la actuación fue en la obra de teatro El Público, en 1987, y poco después daba el salto al cine con Waka-Waka ese mismo año. A partir de ahí no dejó de trabajar. Ricardo Franco, con el que trabajó en Berlín Blues, llegó a decir de él que aunque entonces le faltaba madurez, “Coronado sabía cómo mirar a una mujer”. Se convirtió en uno de los galanes más deseados y protagonizó conocidas series como Brigada Central, Hermanos de Leche o Periodistas, y películas como Yo soy esa, Goya en Burdeos o La caja 507.
El gran papel le llegaría en 2010, habiendo superado esa inmadurez como actor y peinando ya alguna cana. Tenía 53 años cuando protagonizó No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, donde dio vida al inspector Santos Trinidad y le valió un Goya a Mejor Actor Protagonista. Desde entonces, ha continuado haciendo trabajos por los que está considerado uno de los grandes del panorama cinematográfico y televisivo. Series como El Príncipe, Gigantes o Vivir sin permiso y algunas de sus últimas películas como El Hijo le han situado en lo más alto. Nunca quiso irse a Hollywood pese a haber tenido la oportunidad, él prefirió seguir su camino en España.
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Un seductor ‘alérgico’ al matrimonio
Cualquiera que haya podido conocer profesional o personalmente a José Coronado sabe que el actor es todo un seductor. Siempre educado con la prensa, no huye de ninguna pregunta sobre su vida personal y trata con cercanía y cariño a todo aquel que se interesa por su trayectoria. “Intento tratarlos a todos con educación: primero, porque son seres humanos; y segundo, porque ellos están ayudándome en mi trabajo y yo tengo que corresponder y ayudarlos en el suyo, intento ser legal”, decía en una entrevista a El País. Y el actor se ha ganado a pulso el respeto de los periodistas. “No entré a jugar, no me lucré de ello por una pavonería estúpida. Al final el que se hace respetar, se hace respetar en todos lados”, explicaba en Vanity Fair en 2016.
Y lo mismo le pasa con sus fans y la fama. “Yo siento un respeto brutal, me alucina y me reconforta. Por eso cuando llegan actores y se quejan de que les molestan por la calle les digo "¿pero tú eres imbécil?, si eso significa que estás trabajando". Y encima a mí, de 100 que se acercan, 99 muestran un respeto tremendo. Me aportan tanta energía por regalarles esa foto, que a mí no me cuesta nada hacer feliz a esa persona, cómo voy a decir que no. Aparte que, estratégicamente, tardas mucho menos en ponerte para la foto que en explicarle que tienes un mal día. Va con el sueldo”, añadía en esa charla.
Pero la vida sentimental del actor que ha dado vida a más de cien personajes siempre ha interesado. Su primera relación pública fue la que mantuvo con Paola Dominguín, la hija menor de Lucía Bosé y Luis Miguel Dominguín. El actor y la modelo comenzaron un romance en 1987, justo cuando él comenzaba a dar los primeros pasos en su carrera. Se enamoraron y eran una de las parejas más atractivas del momento. En abril de 1988 nacía su hijo Nicolás, que hoy tiene 32 años y además de intentar ser actor y haber trabajado de modelo, es uno de los protagonistas de la nueva edición de MasterChef Celebrity, el talent culinario con famosos de TVE. “Desde que nació mi primer hijo, me cambió la vida. Vino al empezar yo la profesión. Cuando no lo tenía, necesitaba menos de lo que me autoexigí al verlo en mis brazos”, explicó en El País. Tres años después del nacimiento de su hijo, José y Paola se separaron y Nicolás se quedó a vivir con su padre, que se ha convertido en su gran apoyo y su mejor amigo.
Después de su separación de Dominguín, se le relacionó sentimentalmente con Amparo Muñoz, Lola Forner, Amparo Larrañaga, Silvia Munt, la alemana Monique Salvan, Majós Martínez y Eva Saulado. La participación del actor en la película Yo soy esa en 1990 le elevó a la categoría absoluta de galán. En la cinta compartía protagonismo con Isabel Pantoja y juntos daban vida a un famoso matrimonio de los años cuarenta. Los rumores surgieron entonces y se aseguró que la tonadillera y el actor vivieron una historia de amor más allá del set de rodaje. Ninguno de los dos lo ha querido confirmar nunca pero él siempre ha manifestado su gran cariño hacia la artista. “He conservado la amistad con ella, no de vernos, pero yo la recuerdo con cariño, esto para mí era algo delicado, difícil de acometer… Conmigo fue fantástica, tuvimos una estupendísima amistad, me parece una mujer maravillosa”, comentó en Viajando con Chester con su habitual caballerosidad.
Con Silvia Abascal coincidió rodando La dama boba y aunque lo suyo fue un amor breve, la pareja de actores prefirió continuar como amigos y compañeros. Años más tarde, volvieron a coincidir en la serie Acusados. En el año 2000, Esther Cañadas era una de las top models españolas que arrasaban en las pasarelas internacionales. Acababa de separarse del también modelo holandés Mark Vanderloo y fue fotografiada por las calles de Nueva York junto a Coronado, veinte años mayor que ella. Vivieron un romance fugaz en las navidades de ese año, pero él incluso la ayudó a decorar su piso de soltera en la Gran Manzana.
Un romance con Eugenia Martínez de Irujo
Justo después de estas fotografías, Coronado conoció a la que sería la madre de su segunda hija. La cantante Mónica Molina y el actor se conocieron en un desfile de Roberto Torretta y la chispa entre ellos surgió al instante. Su amor fue intenso y estuvo lleno de idas y venidas y antes de cumplir su primer aniversario decidieron romper. Retomaron su relación en 2002 y en 2003 nacía Candela. La pareja ponía punto y final a su amor pocos meses después del nacimiento de su hija. “No soy de casarme, me gusta más el contrato día a día basado en el amor. Mi vida siempre ha estado rodeada de mujeres, mi madre, mi hija y muchas más mujeres”, ha dicho el actor sobre su supuesta ‘alergia’ al matrimonio.
Con Paula Echevarría vivió un amor de verano. Se conocieron por un amigo en común y ambos iban al mismo gimnasio. Era el año 2003 y Paula aún no era la actriz e influencer que es hoy. La pareja de actores viajó a Canarias para pasar unos días disfrutando de su amor y ahí se les pudo fotografiar, dejando testimonio gráfico de un amor de verano tan breve como intenso. Hasta 2010 no volvimos a ver al actor en compañía de una mujer. Fue en primavera y al lado de Simoneta Gómez-Acebo, sobrina de don Juan Carlos. Los dos aparecían felices y muy cercanos durante un partido de fútbol, aunque parece que su historia no fue más allá de una bonita amistad. Entonces inició una relación con la periodista Elena González de Prado, redactora, entre otros medios, de Intereconomía y la Agencia EFE. Mantuvieron un discreto romance de tres años, que retomarían años después.
En ese verano, la revista ¡Hola! publicaba unas fotografías de Coronado con Eugenia Martínez de Irujo disfrutando de la noche madrileña a lomos de la moto del actor. La hija de la duquesa de Alba y José estuvieron juntos un par de meses y con la llegada del otoño pusieron fin a su romance. Se le volvió a ver con Elena en 2016. “No sé por qué me han durado tan poco y no creas que me siento orgulloso de ello, ojalá me hubiesen durado porque cuando estás bien con alguien no hay mejor estado, no hay felicidad más plena que cuando estás bien con alguien”, aseguraba en el citado programa de Risto Mejide.
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Un infarto, una depresión y el Budismo
José Coronado siempre recordará el mes de abril de 2017. Estaba terminando sus funciones de Ushuaia, de Alberto Conejero, en el Teatro Español, se marchó a casa y sintió un dolor muy intenso en el pecho. Era un sábado, estaba solo, su hijo Nicolás estaba de vacaciones en el campo con sus perros. Gracias al escaso tráfico en Madrid esa noche, en diez minutos estaba en la mesa de operaciones del hospital. Según él mismo confiesa, entonces fumaba "como un carretero", comía ‘lo que le daba la gana’ y no hacía deporte. Le tuvieron que poner un stent y en esos días le llegaron más mensajes de preocupación por su salud que cuando le dieron el Goya. Para él, el infarto fue una bendición. Dejó de fumar y ahora cuida más su alimentación y hace 45 minutos de ejercicio cada día. Pero no fue fácil. A las pocas semanas comenzó a sentir mucha ansiedad y confesó haber sufrido una fuerte depresión tras ese duro problema de salud.
Pero decidió tomarse las cosas con más tranquilidad y apostar por una vida más pausada, sin dejar de trabajar, por supuesto. Sus hijos han sido su gran apoyo en estos últimos años. Candela y Nicolás son para Coronado el gran motor de su vida aunque bromea diciendo que si volviera a nacer “querría ser un pájaro libre, sin hijos, vivir en Nueva Zelanda y pasarme el día en taparrabos”. También su hija pequeña vive con él desde hace varios años y hasta que Nicolás se independizó, los tres han disfrutado de un hogar familiar feliz en el que la libertad siempre ha sido la nota general. “Hijo o hija, debes aportar la misma libertad a uno que al otro. Lo que me parecía bien para mi hijo, me tiene que parecer igual de bien para ella. Es lo justo. Aunque te escueza por dentro y te lleven los demonios cuando queda con algún chico, te jodes. La dices, ‘Sé prudente, mi vida’, y ya. No sé ser jefe, no sé castigar. Ya no tengo edad, ni voy a aprender. Lo mío es llegar a pactos”, explicaba.
Nicolás le ha ayudado además a llevar una vida algo más ‘mística’. Han construido una especie de templo budista en la terraza de su casa madrileña y ahora José medita a diario para mantener a raya el estrés. Con él se fue al Himalaya para grabar un programa con Jesús Calleja y allí su unión se hizo aún más fuerte. Motero y amante del campo, donde pasa las horas junto a sus dos perros disfrutando de la naturaleza.
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Declarado feminista, el que fuera el galán que enamoraba a cualquiera con su mirada cristalina y penetrante, hoy peina canas con orgullo pero no reniega de lo vivido en sus años de juventud. “La vida me ha tratado muy bien en ese sentido. Me considero absolutamente regalado. No me puedo quejar de lo que he amado y lo que me han amado y de lo que amo y lo que me aman, y de lo que amaré y me amarán”, añadía en una entrevista en Icon en 2017. Coronado es un actor maduro, que ha estado muy cerca del abismo pero ha sabido superar los malos momentos con esa profundidad que dan los años y con una mochila a sus espaldas en las que ha habido de todo un poco. No sabemos si perdimos a un buen médico, pero lo cierto es que ganamos a un gran actor.
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