Ane Gabarain ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en varias series de ETB, como Bi eta bat, Jaun ta Jabe o Mi querido Klilowsky. En el ámbito nacional ha desempeñado generalmente papeles episódicos, destacando pequeñas intervenciones en dos películas de Álex de la Iglesia: La Comunidad y 800 balas. Es popular como la Maritxu de Allí abajo, pero ahora se ha convertido en Miren, la madre de un etarra en Patria, la serie basada en la novela de Fernando Aramburu que HBO estrena el 27 de septiembre y cuyo primer capítulo podremos ver en abierto dos días después en Telecinco.
¿Cómo es Miren? ¿Es tan dura como parece?
Sí. Me ha tocado un papel duro, pero muy grato de interpretar. He tenido una ayuda tremenda tanto de Aitor Gabilondo, el creador de la serie, como de los dos directores que tenemos, Félix Viscarret y Óscar Pedraza. Estoy muy contenta.
¿Ha sido difícil de interpretar?
Empezamos el rodaje a finales de febrero del 2019, pero llevábamos varios meses antes trabajando a tope. Teníamos claro que todos los personajes son grandes sufridores y queríamos hacer personajes de verdad. Personajes que tuvieran alma y para eso hemos trabajado con las tripas, poniendo toda la carne en el asador. Hemos tenido que hacer una inmersión en el problema de la violencia que hemos vivido en el País Vasco para hacer una lectura honesta y de entendimiento de los demás.
¿Puede ayudar ‘Patria’ a una reconciliación o hay demasiadas heridas abiertas?
Puede ayudar, pero también es cierto que las secuelas son enormes y nos queda mucho camino por delante. ¡Ojalá ayude! Es una serie que puede conmover, emocionar y que arroja unos interrogantes interesantes. Todo lo que abra un debate, bienvenido sea.
La lluvia es un elemento siempre presente a lo largo de los ocho capítulos…
Es un elemento muy importante. Un elemento poético, dramático, que envuelve todo en una atmósfera y en una estética determinada. En el País Vasco llueve mucho, continuamente y en la serie imprime carácter, le da ese peso de la ropa mojada, de la acera con brillo, del ruido de la lluvia… da aún más dramatismo a un atentado terrorista.
Elena Irureta y tú sois amigas, aunque en la serie estáis completamente enfrentadas.
Nos conocemos desde que entramos en la Escuela de teatro, hace casi cuarenta años y además hemos trabajado mucho juntas, tanto en teatro como en televisión. Somos compañeras y amigas. Elena es un diez, tanto como actriz y como compañera y porque no le puedo dar un doce. Nos dio mucha alegría que nos llamaran a las dos para protagonizar a Bittori y a Miren.
¿Qué te parece que todos los actores de ‘Patria’ seáis vascos?
Es una decisión de Aitor Gabilondo y creo que ha sido un acierto. Le da credibilidad. Con casi todos los de mi quinta he trabajado mucho, y los chicos jóvenes son maravillosos.
¿Habéis tenido alguna sensación de acoso o de crítica durante el rodaje?
En absoluto.En los sitios donde hemos estado rodando no hemos tenido ningún problema. Nos hemos sentido bien acogidos.
¿Conoces de cerca a alguna víctima de la violencia etarra o, por el contrario, gente que sea pro etarra?
Claro. Tengo 57 años y llevo prácticamente toda mi vida viviendo en Donosti y, por supuesto, tengo gente cercana con todas las casuísticas. Por eso los personajes que interpretamos nos son muy reconocibles, igual que las situaciones, los lugares… lo hemos vivido. No tengo tan claro que un espectador noruego, por poner un ejemplo, sea capaz de apreciar los matices.
Pues a través de HBO os van a ver en 62 países… ¿Te da vértigo?
No lo sé. ¡¡¡¡Me pilla muy mayor!!! (risas) Claro que da vértigo solo de pensarlo, pero llevo muchos años trabajando y a las cosas hay que darles su justo valor. No creo que vaya a cambiarme la vida, aunque, si me la cambia a mejor… ¡Estupendo! Si sigo trabajando y llego dentro de unos años a una jubilación digna, ya sería un triunfo.
A ti se te asocia con la comedia por tu papel en ‘Allí abajo’: ¿Te ha gustado el cambio de registro que supone convertirte en Miren?
Sí, es verdad. Se me asocia con la comedia televisiva, tanto en Allí abajo como en series que he hecho en ETB, aunque yo he mantenido mi actividad en el teatro durante todos estos años y allí he podido probar diferentes registros. El drama me gusta muchísimo y he disfrutado en Patria con un papel tan diferente al de Maritxu.
Maritxu es una vasca que se vuelve muy dicharachera cuando va al sur y Miren también es un prototipo de vasca, aunque más introvertida, más para adentro. ¿Se parecen?
Al País Vasco siempre se le relaciona con un matriarcado y tanto Maritxu como Miren son mujeres que pinchan y cortan en su casa. En el caso de Miren desde luego está claro que es ella la que lleva las riendas de la casa, tiene un marido que es un santo varón, pero poco le ayuda con los problemas familiares, con los hijos y con todo lo doméstico. Está bastante sola y eso le hace amargarse, endurecerse y vivir con mucho dolor.
¿Lo vasco está de moda?
Imagino que todo empezó con Ocho apellidos vascos, luego vino Allí abajo, la película Fe de etarras… Supongo que eso demuestra que hay buena cantera, grandes profesionales y no solo actores sino también directores, técnicos, productores, etc…
Háblame de nuevos proyectos. ¿Estás sufriendo con la pandemia del coronavirus?
Normalmente estamos temblando en el mundo artístico, pero con la pandemia del coronavirus todavía más porque sostener la industria audiovisual y la pequeña industria del teatro está siendo tarea de titanes. Sólo tengo ganas de aplaudir a toda la gente que viene a vernos porque es muy de agradecer. Y quiero insistir en que el teatro es un lugar seguro y que la gente se anime. Yo acabo de estrenar la obra Fadoak entzuten zituen Gizona (El hombre que escuchaba fados) en Tolosa, una producción de Xake Producciones y tenemos más de 30 funciones por todo Euskadi; seguramente la haremos también en castellano. Y he recuperado algunas funciones de otra obra de teatro que teníamos que haber hecho en primavera y que el coronavirus lo impidió. Así que estoy con teatro a tope.
Te he oído en una entrevista en la SER que te gustaría volver al teatro amateur…
Era un comentario un poco jocoso mientras hablaba con una amiga en una situación relajada. Cuando pienso en la jubilación me da envidia esa vida plácida del que no necesita ir deprisa y corriendo para todo y que está de vuelta de todo, que tiene una pensión y no tiene que preocuparse de trabajar en lo que le llega… y que puede hacer estrictamente lo que le de la gana… A mí me gusta mucho el teatro y hacer lo que quiera, lo que me guste…de ahí lo que decía del teatro amateur (risas).
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