La madrugada del domingo 25 de octubre cambiaremos al horario de invierno, retrasando una hora los relojes. Y a pesar de que son tan solo 60 minutos, el cambio de hora puede provocar diversos trastornos a nivel emocional y cutáneo. Cualquier cambio genera estrés en nuestro organismo, lo que provoca que la piel se vuelva más sensible, con falta de luminosidad, sequedad, rojeces, picor o tirantez.
El problema es que el organismo tarda hasta una semana en reajustarse y la piel y el cabello –su perdida es más notable y su aspecto se vuelve más fino, debido a que inicia un proceso de renovación– también deben hacer un esfuerzo extra para adaptarse. “El cambio de hora implica cambios en los niveles de melatonina, la hormona que regula nuestras horas de descanso. Dormimos peor durante los primeros días y la falta de sueño tiene un impacto negativo en la piel: deshidratación y falta de elasticidad”, explica Pedro Catalá, doctor en farmacia y fundador de Twelve Beauty.
Y aunque el sábado dormiremos una hora más, también habrá un desajuste en nuestros ritmos circadianos, que hará que nos cueste más conciliar el sueño y tengamos despertares precoces. La hora de luz que le quitamos al organismo provoca un descenso de nuestros niveles de vitamina D, lo que hace que la piel pierda parte de su capacidad para activar sus mecanismos de regeneración cutánea, mostrándose más apagada, seca y rugosa.
Rocío Escalante, titular de Arbosana farmacia y experta en dermocosmética, te dice cuales son las clavez para minimizar los efectos del cambio de hora en tu piel:
· Intenta acostarte antes. Para ir acostumbrando a tu cuerpo a la nueva hora, ve a la cama hoy 10-15 minutos antes y mañana igual. Tener un sueño reparador es fundamental para que nuestro sistema inmunológico funcione adecuadamente, así como es esencial para la salud mental y para tener una piel bonita.
· Evita el consumo de bebidas estimulantes. El café, el té, el alcohol y los refrescos azucarado estimulan el sistema nervioso, dificultando el sueño. Olvídate de ellos después del mediodía.
· No hagas ejercicio tarde. El deporte también te ayuda a dormir mejor, pero no lo debes practicar poco antes de dormir, porque su efecto será el contrario.
· Cena ligero y temprano. Al igual que no es recomendable que te vayas a la cama con el estómago vacío, tampoco conviene que cenes mucho porque una digestión pesada también puede dificultar el sueño. Toma una cena ligera, al menos dos horas antes de acostarte
· Desconecta de los dispositivos electrónicos. El móvil, la tablet o el ordenado alteran el cerebro e inducen el del insomnio. Es mejor que los apagues una hora antes de dormir.
· Crea un ambiente relajado en tu habitación. Una luz tenue, un sonido calmado y un olor relajante, así como meditar o hacer ejercicios de respiración son perfectos para ayudar a tu cerebro a liberar melatonina, que es la hormona que regula el sueño. Y, si lo necesitas, toma una infusión relajante o algún suplemento natural que te ayude a conciliar el sueño.
En tu rutina de belleza nocturna tu piel necesita una dosis extra de vitaminas, curas intensivas, productos calmantes y fórmulas que activen la regeneración cutánea mientras duermes. Además, no debes olvidarte del contorno de ojos, que es preferible que tenga una acción que evite tanto las ojeras como las bolsas. Elige texturas gustosas y aromas relajantes que te hagan sentir bien durante tu ritual beauty.
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