Maurici Lucena: economista reputado, padre de dos hijos y ¿talismán de presidentes y ministros?

En las elecciones catalanas de 2012, a Maurici Lucena la prensa lo presentó como "el fichaje sorpresa" de los socialistas catalanes. Pero en el PSC, y como recuerda al teléfono un miembro muy activo del partido aquellos años, la palabra correcta fue extrañeza: "Básicamente, porque casi no lo conocía nadie en el PSC. Quizá sí en el PSOE, pero no en Barcelona". Quienes sí lo conocían eran sus valedores. Y eran valedores fuertes: José Montilla, ex president de la Generalitat y Carme Chacón, ex ministra de Defensa. Con ambos había trabajado en Madrid unos años antes, en el Gobierno de José Luis Rodríguez-Zapatero.

A aquellas elecciones, el PSC presentó a Pere Navarro y perdió ocho escaños. Fueran las mismas en las que CiU, liderada por Artur Mas, se dio el batacazo con el que se quedó sin 20. Aunque entonces no se llamaba así, arrancaba el procés y a pesar de que Lucena estaba acostumbrado a que las cosas le salieran bien en el ámbito laboral, se quedó en la oposición y ejerció como portavoz de su partido.

En esa etapa, dio la imagen de ser un político de pocos aspavientos e hizo honor a una fama que comparte con quien ahora lo quiere recuperar para la contienda política: Salvador Illa: El hasta hace unos días ministro de Sanidad y hoy candidato a las elecciones catalanas del 14 de febrero lo ha señalado ya como su futuro vicepresidente económico, a pesar de que Lucena no va en las listas y es presidente de AENA, la empresa que gestiona los aeropuertos españoles y la primera en el ránking del Ibex 35.

De ese modo, Illa "vende" el Gobierno antes de ganarlo, pero va dando pistas de por dónde quiere ir: la elección de Lucena habla no sólo de un político moderado, sino también de un gestor reputado con el que quiere dar prioridad a la economía por encima del conflicto político que vive Cataluña desde hace casi una década. Pero, ¿quién es este economista nacido en Barcelona hace 45 años y padre de dos hijos?

Socialista de cuna

Maurici Lucena i Betriu tiene carné del PSC y una historia en el partido: su padre, Gabriel Lucena, fue el jefe de gabinete de Pasqual Maragall en la etapa del Ayuntamiento de Barcelona. Maurici y su hermana Julia, siete años menos que él y experta en cambio climático que trabaja para Caixabank, estuvieron de niños en muchas de las reuniones que su progenitor mantuvo con el político catalán que primero fue alcalde de la capital catalana y luego, president de la Generalitat. De ese modo, Maurici pudo ver cómo es estar cerca de los órganos de decisión y tener mucha responsabilidad pero no un cargo. Un papel igual o más importante, pero más discreto que él ha desempeñado con políticos socialistas de muy distinto estilo.

Por ejemplo, con Montilla, que le dio su primer trabajo importante en 2004, cuando Lucena tenía sólo 29 años. Fue como director del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Ese primer puesto público le permitió convertirse en el primer español en presidir la Agencia Espacial Europea. También seguir cerca de Montilla, a quien asesoró cuando decidió dejar el ministerio para presentarse a las elecciones catalanas que lo harían president. Varias fuentes consultadas en el entorno socialista catalán no dudan en señalar hoy a Montilla como uno de los principales espoleadores de la candidatura de Illa para hacerse con la Generalitat. Por eso no extraña que también Lucena tenga ahora un sitio en ese equipo.

En aquel momento, sin embargo, Lucena ayudó a Montilla a volver a Barcelona pero él no regresó a Cataluña: le esperaba otro logro en su curriculum que llegó de la mano de otra catalana, Carme Chacón. Siendo aún ministra, fichó al economista para dirigir el ISDEFE, empresa del Ministerio de Defensa especializada en servicios de asesoría tecnológica.

A partir de ahí, este licenciado en Economía por la Universidad Pompeu Fabra ha ocupado una sucesión de altos cargos en las empresas más importantes del país –de Banc Sabadell a AENA– en los que ha desarrollado unos conocimientos como economista que perfeccionó en Madrid, donde llegó para cursar el prestigioso máster en Economía y Finanzas del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (Cemfi) del Banco de España. Esa formación le permitió vincular su nombre y su curriculum al de otro socialista que marcó una época: Carlos Solchaga, ex ministro de Economía con Felipe González con quien trabajó unos años en su despacho.

Madrid – Cataluña

Lucena también ha contado con el favor de Pedro Sánchez, que lo llamó para formar el comité de 12 sabios con quienes preparó su primer programa electoral como aspirante a presidente. La mezcla de militancia, moderación y exhaustivos conocimientos técnicos –siempre ha defendido que los políticos deberían saber mucho más de economía– lo han convertido en un hombre preparado, discreto y casi en la sombra con quien contar.

A eso hay que sumar su experiecnia como gestor, que incluye algo que ha desarrollado en un entorno que no todos sus colegas conocen: la empresa privada, donde ha demostrado unas dotes que quizá haya heredado de su abuelo materno. El padre Montserrat Betriu, Josep Betriu Cots, fue un prohombre catalán que poseía un importante bufete legal en Lleida y fue un decano muy respetado del Colegio de Abogados de la misma ciudad. Esa familia materna originaria del Alt Urgell son las que le hacen decir que, aunque ha pasado media vida trabajando en Madrid, se siente muy catalán.

En esa idea redundaba en una entrevista que le hizo hace unos años El País, donde añadía que también su esposa –de la que sólo dijo el nombre, Cristina– era catalana, así como sus dos hijos en común, que hoy tienen cinco y tres años. Su vida personal va en la línea de los políticos catalanes: una que consiste en no dar detalles ni de los asuntos propios ni de los ajenos, creando una mampara de protección construida entre todos. Es la misma que sigue Illa e Miquel Iceta y que Montilla abrió un poco en su día cuando accedió al cargo de president.

Si Illa saliera elegido, Lucena debería dejar su cargo en AENA y pasar más tiempo en Barcelona. Pero las previsiones son inciertas: Illa es un ex ministro de Sanidad que viene de gestionar una pandemia. También lo es el contexto: en Cataluña hay políticos en la cárcel y un candidato fugado, Carles Puigdemont, un panorama político que no se parece a los que ya ha vivido Maurici. Por eso está por ver cómo funiciona "el efecto Lucena" en 2021: si a favor de Illa como hizo con Sánchez o Montilla o con una pérdida de escaños como le ocurrió a Pere Navaro cuando lo hizo debutar en política hace sólo nueve años.

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