Martina Klein (Buenos Aires, 1976) y Àlex Corretja (Barcelona, 1974) se enfrentan a un partido de dobles en el que posan juntos y nos dejan ver lo que ocurre en el banquillo. Como calentamiento, examinan sus pasados. “Mi lado más conformista quiere estar contenta con lo que ha sucedido, pero hay una parte de mí que me habría dicho que currara más, que fuera al gimnasio y me rodeara de gente que hace ejercicio. No trabajar mi cuerpo hizo que no tuviera la silueta que hacía falta. Con 20 años, podría haber adelgazado esos centímetros que me pedían”, considera Martina tras su segundo café de la mañana. “Ojo, le estoy enormemente agradecida a mi cuerpo, porque me da todas las alegrías del mundo. Me lleva, me trae, me ha hecho madre y a mi chico le vuelve loco. Si me veo a través de los ojos del amor, me quiero. Si me veo a través de los ojos de las mujeres y de la moda, me cuesta más”.
Àlex confiesa que en el pasado, el cruasán del que disfruta antes de las fotos habría desatado los remordimientos. “La experiencia y la edad han hecho que me relaje. Ya no me preocupo si me tomo un bollo. Al mirar hacia atrás, me hubiera gustado ser más flexible. Todo lo que conllevaba ser deportista profesional me hacía ser cuadriculado. Ahora la vida es más sencilla”.
Rebobinemos para entender este revés. Quim Monzó definió a Martina como una escritora que trabajó como modelo, pero que será recordada por su sensibilidad por la decoración. Esas palabras marcaron a la argentina, que ya ha escrito tres libros infantiles. “En esta etapa de mi vida, igual tiene sentido que sea precisamente eso. A través de la marca también escribo, y no descarto nada, pero la aventura de escribir es angustiosa y difícil. Se necesita tiempo, y los hijos molestan”, bromea.
Regresamos a la pista para lanzar la pelota, esta vez, hacia el futuro, en el que Àlex se estrenará como presentador en un programa en el que pone cara a cara a los mejores deportistas olímpicos de la historia. “¿Que si me gustó la experiencia? ¡Me encantó! Reconozco que presentar me ha gustado más de lo que pensaba”.
La comunicación y el trabajo en equipo, esenciales en el deporte, lo son también en la pareja.»
Si en 2021 vamos a descubrir el lado showman de Corretja, también vamos a conocer la faceta Marie Kondo de Klein. “Tengo un diógenes latente que me asusta. Lo he estado viendo crecer en mi armario y en mí, y he decidido que en 2021 lo voy a frenar. Respecto al desorden mental, salvo que me bloquee, me hace cierta gracia. Creo que ese caos que hay en mi armario y mi mente me favorecen”. Ese relativo caos es el que Àlex contrarresta con la disciplina que el tenis le ha dado. “Yo me doy cuenta a las 13:30 de que hay que comer; él se despierta pensando en lo que hay que descongelar para la cena”.
Sus personalidades son diferentes, pero sus tácticas coinciden en dos aspectos. Ambos comenzaron a viajar desde muy jóvenes y son esos viajes los que sirven de inspiración a la marca de Martina. “Ahora que no podemos viajar, sí podemos recorrer recuerdos, el pasado u otras épocas. Los viajes son tan infinitos como la imaginación”, sentencia. El segundo punto común es la constante búsqueda que hacen de las sonrisas. Klein asegura querer siempre agradar, mientras que Àlex se esfuerza por no incomodar con sus palabras. Cuando comparte su columna en Twitter, en ocasiones explica el titular de antemano a sus seguidores para evitar polémicas. “La crítica constructiva me gusta, porque te hace crecer, pero la destructiva me molesta. Aunque sé que no le puedo gustar a todo el mundo, intento gustar a la máxima gente posible”.
A quien sin duda gusta es a Martina. “Le admiro muchísimo y formamos un buen equipo. Todo lo que me aporta, el orden, el pragmatismo y el que sea un gran coach para mí y mis hijos, hacen que sea una gran pieza en nuestra familia”, asegura.
La pareja tiene una hija en común, además de un niño de Martina y dos hijas de Àlex. “La confianza y la comunicación son básicas. Me gusta que esté pendiente de mí y valoro lo bien que nos lo pasamos. Una de las claves es hacerlo todo juntos”, confiesa Àlex. Sin embargo, aunque son una de las parejas más consolidadas de nuestro país, no es habitual que hagan reportajes como este. “Queremos diferenciar nuestra vida profesional y personal. Por ejemplo, yo soy muy reservado con mi intimidad: no quiero estar expuesto con mi pareja todo el tiempo”, confiesa antes del match point final. “Cuando decidimos hacer esta sesión, solo dije una cosa: que valga la pena”. Y así es como Àlex y Martina han ganado el torneo de los negocios y del amor: haciendo que cada partido merezca el esfuerzo.
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