La triste historia de la Princesa Soraya: repudiada por el Sha de Irán y convertida en un icono de la jet set

Soraya conoció al Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, en Teherán, en una cena organizada por la hermana mayor del monarca, la princesa Shams, a la que acudió también la madre del Sha, Tadj ol Molouk. Hija de una alemana y de un noble de la tribu iraní de los Bakhtiar, Soraya se crió entre Isfahan, la ciudad en la que había nacido, y Europa y disfrutó de una adolescencia al estilo occidental bastante libre. Shams y Soraya se habían conocido en un viaje a Londres. El padre de la joven le preguntó al día siguiente de la cena si estaba dispuesta a casarse con el Sha.

Veinticuatro horas después Mohammad Reza Pahlavi y Soraya se comprometieron. Ella apenas tenía 18 años. El Sha le regaló un diamante engarzado en un anillo de compromiso. El matrimonio se celebró el 12 de febrero de 1951. Soraya se hizo célebre por las extraordinarias joyas que exhibía, de Bulgari a Cartier, pasando por Harry Winston o Van Cleef and Arpels. Se cuenta que, cuando enfermó de fiebres tifoideas justo antes de la boda y tuvo que permanecer en cama, el Sha acostumbraba a llevarle todos los días una joya nueva para aliviar su soledad.

Reza Pahlavi tenía 36 años y había accedido al trono de Persia a comienzos de la segunda Guerra Mundial. Había estado casado tiempo atrás con la princesa Fawzia, hermana del rey Faruk de Egipto, de la que se había divorciado, tras tener una hija, Shahnaz. Para evitar que el trono acabara en manos de su hermano menor Ali Reza, el Sha buscó nueva esposa para engendrar un heredero. Soraya se casó, en el palacio de Golestán, vestida de Dior, con un diseño que pesaba 30 kilos, bordado con seis mil diamantes y confeccionado en lamé plateado, y adornado con veinte mil plumas blancas, y hubo que cortar ocho metros de la cola de seda blanca, que medía veinte, para que pudiera al menos sostenerse en pie. Acababa de salir de su enfermedad y estaba todavía muy débil. Uno de los médicos le recomendó que llevara una camiseta de lana y calcetines debajo del vestido, para protegerse del frío. La joven aguantó, hasta casi desfallecer, la ceremonia y las celebraciones, mientras los cañones disparaban salvas. La pareja recibió costosos regalos, entre ellos un abrigo de visón valorado en 50.000 euros, enviado por Stalin para la novia o unos candelabros de plata de época georgiana, del rey Jorge V.

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Los primeros años de la pareja fueron idílicos. Vivían en una amplia villa, aparte de palacio, aunque tuvieron que exiliarse a Roma dos años por la crítica situación política en Irán. Hasta que, en 1954, cuando Soraya tiene 22 años, un médico de la corte le advierte que tendrá muchos problemas para concebir. Tres días después, se supo la muerte del hermano del Rey y su heredero, Ali Reza, en un accidente de avión, mientras regresaba de una partida de caza cerca del Mar Caspio. Ali Reza había tenido un hijo, Patrick, con una joven francesa con la que vivió un romance, pero no estaba claro que pudiera optar al trono. El Sha era un monarca sin heredero. Las presiones políticas y familiares sobre la joven pareja no cesaron y acabaron con el matrimonio, cuatro años después. El Sha repudió a Soraya, igual que había hecho con su primera esposa.

Soraya dejó Irán y se exilió en Suiza, el 14 de marzo de 1958. El Sha le concedió el título de Alteza Imperial y le pagó una indemnización de 10 millones de euros. Sola y entristecida, llevando consigo su fabulosa colección de joyas, compuesta por diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas, Soraya se convirtió en un personaje de la jet internacional, buscado por los paparazzi, y en un icono de estilo. Vivió entre Munich, París y Roma una vida de lujo. En verano frecuentaba la Costa Azul, Marbella y Mallorca. Entre las piezas más valiosas de su joyero figuraba una rara sortija compuesta por un diamante verde, que se subastó en Christie’s por 16 millones de dólares en mayo de 2016.

En los años ochenta, con el estallido de la revolución iraní, vendió gran parte de las joyas para sobrevivir. El régimen del Sha había caído en 1978 antes de declararse la república Islámica. El soberano murió un año después, en el exilio, en El Cairo. Soraya fue encontrada muerta en su apartamento de París el 25 de octubre de 2001. Se habían visto varias veces tras el divorcio.

Uno de los únicos amores que se le conocen a Soraya fue con el director de cine italiano Franco Indovina, aunque se la relacionó con millonarios y príncipes de todo el mundo. Su herencia se valoró en más de 50 millones de euros y fue a parar a manos de un conductor que trabajaba para su hermano, Bijan, fallecido poco después de la princesa.

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