Las anécdotas de… ‘Betty en NY‘

Luces, cámara y acción. Así empezó en noviembre de 2018 el rodaje de Betty en NY, la última versión de Yo soy Betty, la fea hasta la fecha. Durante más de ocho meses, Elyfer Torres y Erick Elías trabajaron codo con codo para dar vida a los nuevos Betty y Armando. Sin embargo, el actor casi rechaza este papel: “Este proyecto significaba salir de mi zona de confort. No había hecho algo tan cómico y me lo tuve que pensar bastante”.

Por su parte, Elyfer no dudó ni un instante en aceptar dar vida a su personaje, aunque con algunas diferencias: “Quería darle un toque más natural. Me dejé crecer el bigote y las patillas, aprovechando que tengo bastante vello facial, y me puse aparato en los dientes (risas)”.

Las rutinas de maquillaje y peluquería para lograr el aspecto de Betty eran agotadoras. “Había días que tardábamos más de tres horas en preparar el rostro, la ropa que iba a usarse y, por supuesto, cardar el pelo para que pareciera más estropeado”, recuerda Torres. Algo parecido vivió su compañero Erick Elías cuando en uno de los capítulos debía vestirse de drag queen: “Tuve que practicar cómo caminar con unos tacones y aun así hubo algún tropezón haciendo la escena. Por suerte, no tuvo consecuencias”.

Y de accidentes él sabe bastante: “Rodé una toma en la que Betty y Armando están en la playa. De repente, apareció un tiburón cuando estábamos metidos en el agua. El susto fue tremendo”. Para ambos, igual que para el resto del reparto, su mayor regalo ha sido el apoyo de los seguidores de la novela. “Por la calle se nos acercaban para pedirnos fotos y autógrafos”, comenta Sylvia Sáenz, que dio vida a Patricia. Para interpretar a este característico personaje, tuvo que ensayar mucho: “Intentaba hablar como ella todo el tiempo posible, delante del espejo, cuando comíamos en el comedor con el equipo, incluso en el vestuario. Se me metió el papel en la sangre”.

Unos escenarios a la altura de la telenovela

El famoso edificio de la agencia de moda V&M Fashion, donde se desarrolla laacción, ocupa más de 1.800 metros cuadrados. “Queríamos un plató grande para que las tramas se grabaran en espacios diferentes y no aburrir al espectador”, explica Varoni. El set que más le gustó a Héctor Suárez Gomís, y en el que pasó más tiempo, fue el taller de su personaje, Hugo Lombardi: “Era una zona muy creativa y tenía unas sillas muy cómodas donde echar una cabezadita entre toma y toma (risas)”.

Y no es para menos, las jornadas, a menudo, se extendían hasta la madrugada, pero sin lugar a dudas la escena más complicada de rodar fue el esperado enlace entre Betty y Armando. “Nos arreglamos como si fuéramos muñecos de tarta y era muy difícil caminar con el vestido hacia el altar”, comenta Elyfer. El traje fue diseñado por el modisto venezolano Ángel Sánchez, quien también confeccionó el vestido de novia de Eva Longoria en su primera boda en París. “Trabajamos durante semanas en mi estudio en un estilo clásico, que fuera bonito, pero no exagerado”, explica el diseñador.

Fiesta de despedida y bastantes lágrimas

Las grabaciones finalizaron en junio de 2019. El último día, el equipo se reunió en el que fue el epicentro de toda la acción, el despacho de Armando, e hicieron un brindis con champán. Algunos actores como Mauricio Garza y Sylvia Sáenz no pudieron contener las lágrimas. “Nunca he llorado tanto de risa y de emoción como en esta producción”, dijo la actriz. Palabras a las que se sumó Erick Elías: “Ojalá volvamos a coincidir todos en otro proyecto”.


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