Que las celebrities correteen por las ciudades, a golpe de flash, con un maravilloso Hermès colgado del brazo no es, en absoluto, una novedad. Lo que, a ojos de algunos, resulta curioso, es que combinen un artículo de lujo como ese con otros de una considerable menor calidad. ¿El ejemplo? Kendall Jenner. Lleva el Birkin Hac 50 Vintage Ardennes en tamaño viaje; un modelo que puede encontrarse, en portales de reventa, por unos 10.000$ ¿Y qué completa el look? Camisa oversize de franela sobre camiseta estampada y vaqueros low cost. Muy low cost.
Pero el caso de Kendall no es el más llamativo. Jennifer Lopez, divina como es, lo ha lucido por activa y por pasiva con sus estilismos más deportivos. Vamos, lo que viene siendo como bolsa de gimnasio.
¡Y resulta que Kournikova hace lo mismo!
Pero la palma, con notable diferencia, se la lleva Khloé Kardashian. Por llevarlo con chanclas, con unas mallas como esas y por el rapado lateral que convierte la melena en tricolor. Por todo lo demás que lleva en la foto y que puedes ver, también. Ella es así.
Y no hace tanto vimos cómo Kate Moss usaba el suyo, blanco impoluto (al menos en origen) como bolsa de pañales para su bebé.
¿Qué significa todo esto? ¿De qué va ese movimiento del ‘casual Birkin’? Va de decirle al mundo que te importa realmente poco lo que piensen los demás y para qué crean que debes usar las cosas. Si lo miramos desde un punto de vista un tanto frívolo es sentir que ese bolso es un bolso más y que no te importa lo que valga. Pero, ¿y si le damos la vuelta? Quizá sea la manera de disfrutar de algo que te gusta mucho todos los días. O, al menos, todos los días que te dé la gana a ti.
El origen del Birkin de Hermès
Es uno de los bolsos más codiciados; cada año que pasa el precio del Birkin sube y ha llegado a correr la leyenda de que existe una lista de espera de años para hacerse con uno; no es verdad. Lo que sí es cierto es que no resulta sencillo comprarlo y, desde luego, que no está al alcance de todos los bolsillos; su precio oscila desde unos 6.000€ hasta los 200.000.
Es probable que ni Jean-Louis Dumas ni la joven actriz inglesa Jane Birkin se imaginaran, allá por 1984, que de la conversación que tuvieron en un avión, mientras ella se quejaba de no encontrar ningún bolso adaptado a los biberones de su hija Lou surgiría ‘El bolso’. Grande, flexible, con los cantos bruñidos como signo distintivos. Un bolso que, a lo largo de las décadas, se ha ido adaptando. Desde el trampantojo del Birkin Shadow al guiño que hace a las travesías transatlánticas el Birkin flag o la vuelta a escena del cuero gracias al Birkin vache naturelle.
El Birkin varía, pero nunca cambia.
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