Trabajamos y vivimos en equipo. Nuestra labor siempre va dirigida a otro u otros. En equipo hemos aprendido a vivir con la familia, pues nos integramos, incluso antes de nacer, en un grupo que, según sus deseos, nos coloca en uno u otro lugar. Gracias a esa herencia emocional, combinada con nuestra subjetividad, construimos una identidad única. Después salimos de la familia y organizamos un equipo con los amigos, la pareja, los hijos propios y los compañeros del trabajo.
Las claves para que el trabajo funcione:
- Pensarlo como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje. Los otros pueden enriquecer nuestro conocimiento y viceversa. Siempre se aprende algo en el intercambio. Se confía en el otro cuando se aceptan las diferencias con él.
- Saber escuchar y respetar los tiempos de los otros. Escuchar activamente y preguntar sobre aquello con lo que no estamos de cuerdo antes de transmitir muestra opinión.
- Nunca ver a un compañero como una amenaza, sino como un complemento enriquecedor. Si hay problemas, es preciso hablarlos. Para que un equipo funcione es esencial confiar en los otros. Esto permite llegar a acuerdos y alcanzar objetivos.
- Para superar las dificultades, conviene poner palabras a lo que sucede y no mentir. Es preciso ser flexible y respetar el lugar que cada uno ocupa.
¿Qué significa ser mujer?
Desde la aparición de Mujerhoy en 1999, el colectivo de profesionales que hace esta revista ha construido una comunidad mucho más grande con vosotras, lectoras. Hemos llevado a cabo un esfuerzo para tratar de satisfacer vuestros múltiples intereses. Se han abordado cuestiones en las que se promovía la reflexión psicológica para lograr un conocimiento más amplio y profundo sobre lo que significa ser mujer. Esta ha sido mi labor desde que se publicó el primer número de esta revista.
Hay aniversarios que, por su especial significado, invitan a hacer balance de los logros conseguidos para proyectarse desde ese reconocimiento hacia el futuro. En el primer número de Mujerhoy escribí un artículo titulado Hablemos de la adolescencia, una etapa donde las preguntas acerca de la identidad, la sexualidad y el futuro están siempre presentes. Pues bien, 20 años más tarde, esta revista goza de una juventud reivindicativa y se dirige hacia una madurez espléndida, con la experiencia precisa para acometer los retos del porvenir. Somos conscientes, no obstante, de que queda mucho por hacer para lograr un mundo igualitario.
El conjunto de individualidades, cuando se lleva a cabo un trabajo en equipo, da lugar a una obra que va mucho más allá de cada uno. Tengo la suerte de participar en este proyecto descifrando desde la escucha psicoanalítica cómo las mujeres pueden construir una vida más gratificante al sacar a la luz algunos motivos inconscientes de los síntomas que las mantenían atrapadas en la insatisfacción.
En estas páginas suelo abordar los conflictos de las mujeres con la imagen que tienen de sí mismas y con las cuestiones que afectan a su identidad. Las dificultades del trabajo, que ponen de manifiesto las desigualdades de género todavía vigentes.
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