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Alejandro de Miguel nació en un pueblo de la Mancha, Miguel Esteban, y allí comenzó a apasionarse por la costura. Era un niño tímido, tranquilo, que al contrario que sus amigos, al salir del colegio, él se iba al taller de su madre a trastear con las telas, los hilos, los alfileres… Así hasta que decidió estudiar para hacer realidad su gran sueño: diseñar trajes maravillosos en su propio taller. Desde entonces, sin prisa, pero sin pausa, ha logrado hacerse un nombre en el difícil mundo de la Alta Costura. Pero quién mejor que él para contarnos cómo ha sido ese viaje hasta llegar a convertirse en uno de los diseñadores más prestigiosos de nuestro país, con treinta personas a su cargo y sin subvención alguna. Nos recibe en su estudio de la Calle Ayala de Madrid, en pleno corazón del Barrio de Salamanca.
Alejandro tuvo claro que su pasión era la moda y el diseño aunque reconoce que, a sus padres, no les gustaba la idea. «Hubieran preferido que fuera funcionario o abogado, quizá porque ellos tuvieron que luchar mucho para salir adelante… Recuerdo que me decían que siendo diseñador no podría ganarme la vida. Hay que entenderles. Ellos cosían para grandes firmas hasta que estas empezaron a hacer los encargos a talleres de otros países porque les costaba menos», explica.
El diseñador acababa de abrir su estudio en Madrid cuando llegó el coronavirus y, aunque reconoce que lo pasó mal, empieza a ver la luz al final del túnel porque es una persona muy positiva. «Lo peor es que estaba recién aterrizado en Madrid, había abierto la tienda unos meses antes de que nos confinaran, con gran éxito, muchísimos encargos, y de repente cierran en marzo, y cancelan todas las bodas. Yo, gracias a que algunos ya estaban vendidos, porque los trajes de novia te los encargan con meses de antelación, pude hacer frente a la crisis, pero claro, los sueldos había que seguir pagándolos, igual que las telas, y gracias a Dios, este año hemos estado desbordados», dice.
Alejandro de Miguel cuenta cómo han evolucionado los gustos de las novias para sus trajes nupciales y confiesa cómo llegó a diseñar para la reina Sofía, la primera famosa a la que vistió. «Daba saltos de alegría cuando lo ví y corrí a enseñarle el periódico a mi madre, que fue quien me enseñó a coser. Después, le he hecho muchos trajes y me di cuenta de que cuando iba a un país, hacía guiños a ese país con los trajes. Me parece un gesto muy bonito» dice y añade que le gustaría vestir a doña Letizia. «Me encantaría porque creo que lo está haciendo muy bien. Que la Reina se ponga un traje de un diseñador español es el mejor escaparate para la moda española», afirma.
Alejandro fue el autor del vestido que Ana Obregón lució en el funeral de su hijo Aless y recuerda el proceso. «Ana guardaba un recorte de cuando estaba embarazada de Álex. Me llamó rota de dolor para que le hiciera un traje para la misa, fui a su casa y decidimos hacer ese vestido negro, en homenaje a su hijo. Le bordé a la altura del corazón el nombre de su hijo. Lo hice con mucho amor porque adoro a Ana», cuenta.
Su foto favorita
«Esta foto me gusta porque estoy con mi madre en la comunión de Abrí, mi sobrina mayor. Fue un día muy feliz».
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