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Kiko Hernández nos ofrece una nueva entrega de su exclusivo análisis de ‘Supervivientes’ para los lectores DIEZ MINUTOS. El colaborador televisivo es una de las personas que más sabe del reality y si hace unos días nos confesaba que Kiko Matamoros le estaba «decepcionando bastante», en esta ocasión analiza la expulsión de Rubén Montesinos, novio de Enrique del Pozo; el roneo de Yulen y Anabel Pantoja; y la relación tóxica de Tania y Alejandro.
Kiko Matamoros
La hambruna, la desesperación y la competitividad extrema se quedaron en stand by para dar paso a uno de los reencuentros más emotivos y auténticos de Supervivientes, el de mi compañero con su novia Marta López. Kiko Matamoros dejó caer su barrera de defensa para ofrecernos un primer plano sin censura de sus sentimientos. Matamoros, uno de los rostros más mediáticos de la crónica social, se quedaba petrificado, con lágrimas en los ojos y sin poder articular palabra mientras ella, hecha un flan, no dejaba de temblar y fuimos testigos de cómo todo el vello de su cuerpo se erizaba al fundirse en un abrazo con Matamoros. Una imagen que traspasó la pantalla conquistando incluso a aquellos que únicamente pueden ver 40 años de diferencia y demostrando que el amor está mucho más allá de la edad. Porque en su caso es así, están enamorados y sueñan con darse el sí quiero, le pese a quien le pese.
Tania y Alejandro
Y en la cara opuesta de la moneda nos encontramos con la relación tóxica de Tania y Alejandro haciendo aguas tras los conflictos de Marta traídos de casa para desestabilizar por completo a la pareja. Se han juntado el hambre con las ganas de comer. Un inseguro, celoso y controlador con una chica que miente más que habla, aparentemente cándida, cuyo comportamiento dista mucho de la imagen que intenta vendernos. Una auténtica bomba de relojería a punto de explotar tras las supuestas nuevas deslealtades de la modelo filtradas por Marta en su incansable papel de intensita con muy mala baba.
Rubén Sánchez Montesinos
Rubén se convertía en el segundo expulsado definitivo de la edición y aunque sus compañeros no, nosotros vamos a echarle de menos. Sin duda, es uno de los concursantes más peculiares que ha pisado un reality, no ha dejado indiferente a nadie y ha conseguido algo insólito: que todos nos aprendamos su nombre y sus dos apellidos mucho más allá de la etiqueta de ‘novio de’ Enrique del Pozo, cuando antes de ayer era un anónimo para el público.
Nacho Palau
El escultor ha salido por fin del cascarón mostrando su ‘cara b’, dejando en evidencia un fuerte carácter hasta ahora desconocido y protagonizando sus primeros enfrentamientos con Ignacio de Borbón, que lucha por autoproclamarse la víctima de su grupo. Un perfil muy favorable de cara a la audiencia pero que consigue aburrir hasta a las ovejas.
Yulen y Anabel Pantoja
Yulen y Anabel si no protagonizan imágenes sobre su roneo, pasan desapercibidos como supervivientes. El esgrimista olímpico nos sorprendía con una actitud rabiosa e infantiloide rompiendo a llorar porque sus compañeros hubieran celebrado robarle comida. Pero lo que más me escama es que haya echado el freno de mano con Pantoja tras el mensaje velado de su madre en el que le recordaba que había ido a concursar solo. Mucho acercamiento, pero a la hora de la verdad, cuando tiene que compartir una recompensa prefiere disfrutar de noches en el paraíso con Anuar antes que con Anabel. Incomprensible si existiera un interés real por su parte y mi compañera merece mucho más que eso. Merece alguien que apueste por ella y que la elija como su primera y única opción, quizá por eso ahora más que nunca puede que Anabel se esté dando cuenta de lo que ha perdido al dejar su matrimonio. Veremos si tras su participación en el concurso lo que parecía un punto y final se queda únicamente en un punto y seguido.
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