Ocho mil millones de personas nos movemos por el mundo. Nos vestimos, comemos, nos trasladamos de un lugar a otro y, en mayor o menor medida, todos acumulamos residuos. Optimizar estas decisiones para minimizar el impacto sobre el medioambiente es un acto necesario y responsable y, por si aún no te habías fijado… ¡cada vez está más de moda!
La vida dentro de casa puede mejorar esa huella que dejas a cada paso. IKEA, a través de «El hogar del cambio», te da las claves para ayudarte a conseguirlo.
Reduce, reutiliza, recicla
Ya no hay excusa que valga para hacer de este lema tu modus operandi. Con unos sencillos cambios en tus rutinas, podrás poner en práctica las tres erres sin esfuerzo.
Piensa, por ejemplo, en la cantidad de ropa que compras y que nunca te pones, o en los alimentos que incluyes en la cesta de compra y que acaban echándose a perder sin ni siquiera haberlos probado. Un buen truco para pasarse al consumo racional consiste en esperar un tiempo prudencial antes de darle al clic en las compras online. De esta manera será más fácil que adquieras sólo lo que de verdad quieres o necesitas. Si, además, reutilizas productos aún válidos y recuperas materiales para futuros usos, no sólo le harás un favor al medioambiente, sino que también lo notarás en tu bolsillo.
Otro truco es mantener un sistema ordenado en la gestión de residuos. Eso hará que reciclar no te cueste tanto y se convierta en un paso más dentro de tus tareas cotidianas. Pruébalo, cuando lleves unos días haciéndolo, serás incapaz de volver a mezclar residuos. La falta de espacio no debe ser un problema. Hay millones de combinaciones que se adaptan a cualquier rincón.
Según un informe de la ONU, “cada año se recolecta en el mundo una cantidad estimada de 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos”. Y sí, tú también contribuyes a que esto sea así, pero puedes hacer mucho para ayudar a que esta cifra disminuya.
Más luz, menos gasto
Potenciar la luz natural de tu casa mejorará tu bienestar: te aportará vitamina D, te ayudará a que estés de mejor humor, ya que la luz estimula la producción de serotonina, e incluso mejorará tu productividad. Pero también puede darte algún beneficio más que podría sorprenderte. Como explica Javier Albares, médico especialista en Neurofisiología Clínica y miembro del Grupo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño, «la luz natural regula los ritmos biológicos mediante el envío de señales a las estructuras del cerebro que contienen el reloj circadiano central”. Es decir, si recibes luz natural durante el día, y sobre todo por la mañana, ayudarás a que tu reloj circadiano lleve un ritmo ordenado y, al llegar la noche, disfrutarás de una óptima calidad de sueño.
Además, aprovechar la luz natural te permitirá ahorrar aproximadamente entre el 40 y 70% en la factura energética y, además, estarás contribuyendo a mejorar la eficiencia energética.
Para mantener la privacidad o regular la filtración de luz por las ventanas puedes usar visillos finos, o más elegante, barras o rieles dobles que permitan el ajuste total a cada momento combinando visillos y cortinas más opacas. Siempre puedes ir más allá si vigilas también el origen de sus materiales: ¿sabías que algunas están confeccionadas con botellas de plástico recicladas?
Y, para cuando no hay luz o ésta es escasa o insuficiente, qué mejor que apostar por las luces LED, que consumen hasta un 85% menos de energía y su duración puede ser de hasta 20 años. Si, además, usas regletas con varios enchufes, podrás desconectar varios aparatos a la vez y la factura de la luz bajará considerablemente.
Controla la climatización
¿Eres de las que en verano duerme con el aire acondicionado y en invierno pone la calefacción a tope y se pasea en manga corta por la casa? Pues aquí te descubrimos algunos datos curiosos que te animarán a acabar con hábitos como estos.
El uso excesivo de la calefacción en invierno, según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y cuello, te hará más vulnerable frente a virus y bacterias, y más propensa a las irritaciones de la piel, mientras que si te pasas con el aire acondicionado en verano, serás más propensa a las faringitis, laringitis o las otitis externas. Eso sin olvidar que, a mayor demanda de la calefacción/refrigeración, los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero aumentan y así se elevan las temperaturas.
Hay muchas cosas que puedes hacer para mantener la temperatura deseada en tu casa. Desde colocar alfombras que potenciarán el aislamiento térmico, añadir mantas al sofá o elegir un buen edredón que aporte calidez y elegancia a la habitación en invierno, hasta colocar estores blancos, que aportan paz visual y aislamiento térmico en verano o incluir plantas que den un toque de frescor al ambiente o ventilar la casa a primera hora de la mañana. Si eliges textiles creados a partir de materiales sostenibles, tu acción a favor del planeta será redonda.
Respeta el agua
La sequía hace imposible la vida, se acentúa con el cambio climático y provoca aún más cambio climático, favoreciendo los incendios, la desertización y la huída de animales y personas de esas zonas áridas e inertes.
El estudio Water Risk Filter, de WWF, augura un alto estrés hídrico para España en 2050 si no tomamos medidas antes. Cada vez son más quienes, conscientes de este problema, deciden tomar cartas en el asunto.
Reutilizar para regar el agua que se deja correr en la ducha hasta que está caliente, llenar el lavabo o la pila en lugar de mantener abierto el grifo, o cargar la lavadora completamente en cada ciclo son pequeños consejos del Canal de Isabel II. Sólo necesitarás una buena regadera con capacidad suficiente, tapones en tus pilas y lavabos, y un almacenaje higiénico y discreto para tu ropa sucia.
Otro truco consiste en utilizar aireadores de agua. Con este sencillo gesto, tu bienestar no se verá afectado, ya que seguirás disfrutando de un buen caudal, pero gastando menos agua, protegerás los recursos del planeta y, además, te permitirá ahorrar hasta 173€ al año en la factura.
Conviértete en horticultora
La FAO ofrece abundante información sobre las huertas familiares y su influencia sobre la salud de sus miembros y la sostenibilidad de sus sociedades. Incluso tiene publicada una guía didáctica para ponerlos en marcha.
El autocultivo te ayudará a eliminar la manipulación, el transporte, el envasado y el tiempo y los materiales que suponen: los plásticos de envolturas y bolsas, la gasolina de los vehículos y el espacio de los lugares de almacenamiento. Bienvenida a un estilo de vida eco, a una alimentación más saludable y a una gestión de tu economía más eficiente.
Puede que no tengas la fortuna de disponer de sitio para cultivar tus lechugas, pero un pequeño invernadero portátil sí te permitirá, al menos, especias frescas para aderezarlas.
Las terrazas, las azoteas y los jardines privados o comunitarios son lugares idóneos para organizar un huerto urbano un poco más amplio, que dé más libertad en la selección de cultivos.
No se trata de hacer una gran inversión, basta con adaptar tu hogar de manera que te ayude a mantener unos hábitos sostenibles que mejoren tu vida y la de tu entorno. Convertir tu casa en “El Hogar del Cambio” te costará muy poco esfuerzo y te traerá más beneficios de los que imaginas. ¿Por dónde quieres empezar?
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