Anabel Alonso: \u201cLa maternidad, consciente o inconscientemente, penaliza a la mujer\u201d

  • Anabel Alonso repasa con nosotros su vida profesional.
  • La actriz nos cuenta cómo fue su experiencia en Masterchef Celebrity.

    Ha pasado mucho tiempo desde que Anabel Alonso abandonó su Baracaldo natal para probar suerte en Madrid, pero si en algo no ha cambiado es en sus enormes ganas de trabajar, que ha puesto de manifiesto en muchas ocasiones, la última, durante su paso por MasterChef Celebrity, donde se enfrentó a Tamara Falcó. Un rifirrafe que incendió las redes sociales.

    ¿Qué le pasó con Tamara Falcó?

    Yo la he conocido en MasterChef, un lugar que no controlamos y que nos descoloca a todos, por ejemplo: el día que me eliminaron yo estaba centrada en lo mío, cuando de pronto me cambian y tengo que empezar de nuevo de cero. A partir de ese momento veo cómo me hacen el vacío y que Tamara, además de llevar puesto el delantal dorado (que la salvaguarda de la expulsión), va haciendo sus cosas tranquilamente, sin brío.

    Para no tenerlo, sacó un genio que sorprendió a la audiencia.

    A mí también, porque recuerdo que una vez que le tocó ser capitana nos dijo: oye, si grito tenéis que perdonarme… Yo no sé lo que ella considera gritar, porque no levanta la voz, pero ese día teníamos que dar caña, y es cuando veo que esta mirando cómo hierve el agua tranquilamente. A mí eso me hirvió la sangre.

    ¿Por qué?

    Porque yo no considero que le faltase el respeto, lo que yo intentaba era darle un meneo porque íbamos fatal de tiempo. Ella se puso en un tono un poco “clasista”, y aunque hayamos tenido educaciones distintas, yo no soy una mal educada, ni le falté al respeto. ¿Que le grité?, pues sí, como grité a todos los demás porque había que sacar adelantelo que estábamos cocinando.


    ¿Le dolió que la expulsaran?

    Muchísimo, como bien se vio, pero es verdad que lo que pasa en MasterChef se queda en MasterChef. Y si la viera ahora, le daría dos besos y punto.

    ¿Ha sido la edición más competitiva?

    En cuanto a cocinar, no he visto un gran nivel, nada que ver con la segunda edición en la que participé también. Eso no quiere decir que no esté encantada, porque he aprendido mucho.

    ¿Qué ha sido lo más difícil?

    Esta edición ha sido difícil pero también lo fue ‘Tu cara me suena’, porque no sabía que podía cantar y bailar al mismo tiempo, y lo he hecho. Yo me lanzo a hacer lo que sea, porque soy muy competitiva. En este caso conocía el terreno, lo que no quiere decir que no me descolocara porque hay mucha tensión en MasterChef.

    ¿Repetiría la experiencia?

    Sin dudarlo, porque se crean unos vínculos maravillosos y aprendes a conocer tus límites, tus recursos.

    El beso que le dio Jordi Cruz causó furor en las redes.

    A todos los niveles, porque alguno ha dicho que le acosé. Esto es un espectáculo, y así hay que verlo.

    ¿Iría a ‘GH’ o a ‘Supervivientes’?

    A ‘GH’ no, ‘Supervivientes’ me parece que es un reto porque las pasan canutas. Y luchar por la supervivencia pura y dura es un reto interesante.

    En su profesión también habrá tenido que sortear situaciones difíciles.

    Es lo bueno que tiene, que nunca dejas de aprender, cada día tienes que probar cosas nuevas. Yo el próximo año voy a hacer un clásico con un grande de la escena, y no puedo avanzarte más. Para mí es algo nuevo porque tengo muchas cosas por hacer y descubrir.

    ¿Le gusta ponerse a prueba?

    En este trabajo no nos jugamos la vida, yo no soy una neurocirujana, no tengo la vida de nadie en mis manos, de manera que todo lo que sea aprender, avanzar, es positivo.

    En la sociedad, ¿se valora demasiado el éxito?

    Yo veo que es todo como muy disparatado, ni el éxito tiene tanta importancia ni el fracaso es para que se hunda el mundo.

    La vida está llena de tropiezos y de momentos gratos.

    Un ejemplo son las redes sociales. Yo soy muy activa, y tengo gente que está de acuerdo con lo que digo, y otros que me insultan. Tengo bloqueados a los que van con careta, no a quienes vienen con la cara por delante, y rebaten mis argumentos, a esos, ¡chapeau!

    ¿Se ha sentido amenazada?

    No, para nada. En cierto modo hay algunos que me divierten porque dicen lo primero que se les ocurre, sin leer lo que tú has puesto. Las redes son un buen medio para rebatir, para opinar de la actualidad, siempre desde el respeto y la educación, aunque sea desde posiciones enfrentadas.

    ¿Los insultos se los toma como algo personal?

    Que va, quienes nos dedicamos a una profesión de cara al público tenemos que asumir que no podemos gustar a todo el mundo, es algo que no me quita el sueño.

    ¿Y el trabajo se lo quita?

    Afortunadamente, cada vez menos. Sigo siendo muy exigente, disfruto con lo que hago, en el momento en que lo hago, será porque tengo la conciencia tranquila.

    La rivalidad forma parte de su profesión.

    Por supuesto, pero no es igual que hacer el MIR o unas oposiciones a abogado del Estado, que tienen que competir con otros 10.000. Lo bueno de esta profesión es que los personajes crecen contigo.

    Las actrices se quejan de que no hay papeles para la mujer madura.

    Rosa, yo tengo la edad que tengo y nunca voy a aparecer como si tuviera 30, pero es cierto que hay pocos papeles para las actrices maduras, algo que no ocurre con los actores. Yo recuerdo que presentando los Fotogramas, había mayoría de tíos en las películas, daba igual que fueran gordos o calvos, en cambio nosotras tenemos que ser además de buenas actrices estar físicamente bien.

    Más o menos lo que ocurre en la mayoría de los trabajos.

    Porque es un reflejo de la sociedad. Espero que las cosas vayan cambiando. Han cambiado, no tan rápido como quisiéramos. Es indudable que ha habido un gran cambio. En los últimos tiempos más debido a movimientos como MeToo, asociaciones de feministas, prueba de ello es que el pasado 8 de marzo fue el más multitudinario.

    Avisan algunos sociólogos sobre una vuelta atrás en los logros conseguidos.

    Hay mucha desigualdad todavía en cuestión de salarios, aunque tengo que decir que en nuestro mundo yo no he notado esa diferencia porque cobro más que algunos hombres, y menos que algunas mujeres.

    ¿Le sorprende que en las últimas elecciones generales haya disminuido el número de parlamentarias?

    Eso he leído, lo que quiere decir que ha entrado un partido como VOX, que ha conseguido 52 diputados, de los cuales el 80% son hombres. En el debate electoral todos los líderes eran hombres, en cambio las segundas de abordo, son todas mujeres.

    ¿A la mujer le sigue penalizando la maternidad?

    Consciente o inconscientemente, así es. Por eso está muy bien que se luche para que los permisos de maternidad y paternidad sean iguales, ya que si les repercute en su carrera, les va a repercutir a los dos, no siempre a las mismas. Es la razón por la que hay que seguir luchando.

    ¿Qué le gustaría hacer que no ha hecho?

    Un montón de cosas. No he hecho ningún Lope de Vega, tampoco revista y ya estoy llegando a una edad en la que el cuerpono es el mismo que a los 30.

    Qué los políticos no hablen de cultura, ¿le sorprende?

    Más que sorprenderme me da qué pensar.

    En qué sentido

    No sé si lo que quieren es que volvamos a los compartimentos estancos, que quien nacía pobre, fuera pobre el resto de su vida. Me produce mucho dolor que teniendo jóvenes bien formados tengan que irse fuera.

    ¿Falta nivel cultural en la política?

    Que no les preocupe la cultura demuestra el poco nivel que tienen. Independientemente de la ideología de cada uno, yo recuerdo a Tierno Galván, Fraga, Calvo Sotelo, Carrillo, Suárez o Felipe, todos hombres de Estado, con formación que no tienen los políticos de ahora, desgraciadamente.

    ¿Nos iría mejor si al mando de la nave estuvieran mujeres?

    En este momento sí, porque las veo más cualificadas, más capacitadas y empáticas. No somos perfectas, pero en el debate de las mujeres me gustó ver que Inés Arrimadas le decía a Ana Pastor que la admiraba mucho. O que al entrar todas se saludaran, charlaran, hace falta que dialoguen desde la diferencia, porque es la única manera de solucionar los problemas que tenemos.

    ¿Con la pasión que pone en todo, no le tienta entrar en política?

    De momento no, quizá en un futuro, pero no creo, porque me gusta mi profesión. Política es todo lo que hacemos, la política me interesa, pero a nivel profesional, no.

    Cuando salió de Baracaldo, ¿buscaba la fama?

    No, me conformaba con sobrevivir trabajando en esto.

    ¿De quién heredó la pasión por la escena?

    Estudié Turismo, y cuando terminé el título se lo entregué a mi padre y me vine a Madrid. En mi caso nadie me estimuló para ser actriz, es algo innato, con cuatro años, en el parvulario me ponía a hacer el tonto en mitad de la clase.

    ¿Qué sintió la primera vez que se subió a un escenario?

    Es como si todo lo que has hecho estuviera encarrilado para ese momento. No me quería bajar, era una especie de veneno que me habían inoculado. Tenía 15 años y hacía de pirata en La isla del tesoro.

    ¿Pasó dificultades en Madrid?

    Como venía dispuesta a trabajar en lo que fuera, he cargado focos, y he hecho de todo. Como era muy lanzada y no tenía nada que perder, cuando me enteraba de un casting, iba, ya que lo peor que me podía pasar es que fuera con las manos vacías, como había llegado.

    ¿No sintió miedo?

    No, iba sin ningún pudor y sabiendo que como yo no había otra. Podía haberlas mejores o peores, pero como yo, ninguna. La autoestima es muy importante.

    ¿Qué le sorprendió de Almodóvar?

    La frescura, la osadía, que tenía muy claro lo que quería pero aceptaba lo que le proponías. Y de Pilar Miró, el rigor, todo lo llevaba atado y bien atado. Todos los directores con los que he trabajado tenían un gran amor a su profesión.

    Con tanta actividad, ¿le quedan horas para divertirse?

    Yo leo mucho, paseo con mi perro, al cine voy menos de lo que debiera porque con tanta plataforma lo veo en casa y sé que está mal decirlo pero es la realidad.

    Dedica mucho tiempo a su madre.

    Sí, menos del que quisiera, es la razón por la que tengo una persona que la quiere y la cuida mucho. Yo a mi madre ahora la veo más tierna, ella que ha sido muy fuerte como buena vasca, ahora me dice lo mucho que me quiere, y eso no me lo quiero perder por nada del mundo.

    ¿Le da miedo envejecer?

    Me da miedo cómo vaya a llegar a la vejez, me da miedo el dolor, la dependencia.

    ¿Hay vida después de la muerte?

    Yo creo que no, envidio a quienes creen que sí, pero yo con ésta me siento realizada: quiero aprender, quiero vivir, y si hay otra, allí nos veremos, pero creo que la vida tal y como está planificada tiene sentido.

    ¿Quién es Anabel Alonso?

    Nació en Baracaldo, Vizcaya, el 11 de noviembre de 1964.

    Estudios: Estudió Turismo por deseo de sus padres, pero al concluir sus estudios se trasladó a Madrid a hacer realidad su sueño: ser actriz.

    Trayectoria Debutó en el teatro con ‘Las troyanas’, de la mano de Luis Iturri, y en el cine con Martes y Trece en el ‘Robobo de la jojoya’. Pedro Almodóvar le dio el papel de su vida en ‘Kika’. Durante tres años interpretó a la Pruden en ‘Los ladrones van a la oficina’. Un año después rodó tres películas: ‘Amor propio’, ‘La leyenda de la doncella’ y ‘Hombres que siempre mienten’. De vuelta a televisión, participa en la serie ‘Contigo pan y cebolla’. En TVE debuta como presentadora con ‘El flechazo’. Triunfa con el papel de Diana en la serie ‘7 vidas’. Protagonizó ‘La familia Mata’ (Antena 3). Años más tarde vuelve con ‘Amar es para siempre’. En 2013 copresenta ‘Esposados’, junto a Santiago Segura y Javier Martín. Ha recibido numerosos premios, entre ellos a la Mejor actriz de teatro por ‘Nunca estuviste tan adorable’; Mejor actriz de televisión por ‘7 vidas’ y ‘Los ladrones van a la oficina’. Ha participado en la última edición de MasterChef Celebrity.

    La foto favorita de Anabel Alonso

    “De MasterChef me ha quedado una buena relación con Pepe, con Jordi y Samantha, con los que he creado un vínculo muy bonito”.

    Entrevista realizadaen el Hotel Urso C/ Mejía Lequerica, 8, Madrid.

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