Hugh Grosvenor, 7º duque de Westminster, el elegido por el príncipe Guillermo y Kate Middleton para ser padrino del príncipe George, futuro heredero al trono británico, sigue siendo el más joven, soltero y noble de los muy muy milmillonarios de Gran Bretaña. También ha sido uno de los señalados por la campaña de Jeremy Corbyn, el candidato a primer ministro del Reino Unido, que ha prometido que si los laboristas ganan hoy las elecciones, tiene una lista de "superricos" a los que pedirá cuentas.
Pese a que en su momento lo conocimos por ser el hombre que celebró una fiesta de cumpleaños con un coste aproximado de seis millones de euros en compañía del príncipe Harry, Grosvenor seguía siendo un gran desconocido para el gran público hasta este año. Y eso que su apellido tiene tanto abolengo que una de las plazas más posh de Londres, Grosvenor Square en el exclusivo distrito de Mayfair, lleva el nombre de la familia que fue dueña casi por entera de ese distrito. Lo que sí sabemos de este terrateniente es que es hoy incluso más rico que hace tres años, cuando heredó una fortuna estimada en unos 9.500 millones de euros tras la repentina muerte de su padre, Gerald Grosvenor, en agosto de 2016. Una fortuna que, como recordaban los laboristas, no pagó ni una sola libra en impuesto de sucesiones.
Fue entonces cuando Hugh, aupado a la sucesión por unas leyes rancias que daban preferencia al varón sobre la mujer a los nacidos antes de 2013, se convirtió en el séptimo duque de Westminster. Un título creado por la reina Victoria dentro de los Pares británicos -una élite entre la nobleza equivalente a lo que serían aquí los Grandes de España-, para unificar el servicio de varias casas nobiliarias, y que ha convertido al joven Grosvenor (tiene 28 años) en uno de los hombres más codiciados de Inglaterra: su fortuna, según la lista anual de millonarios del Times, supera ya los 11.800 millones de euros.
Los negocios del duque se cimentan en dos patas: el primero es la explotación del suelo en forma de riqueza inmobiliaria: casas, torres, hoteles, manzanas enteras y fincas… Es uno de los mayores poseedores de suelo en Inglaterra, por delante incluso de la reina Isabel II, a la que ya pisa los talones en cuanto a riqueza total. Y que emanan especialmente de Londres, donde el grupo que gestiona la fortuna familiar -Grosvenor supervisa, pero las riendas están en manos del director ejecutivo, Mark Preston-, posee desde siempre grandes cantidades de terreno: A finales del siglo XVII, uno de los Grosvenor -por entonces un baronet- se casó con una cría de 12 años y heredó a través de ella el Señorío de Eia: 200 hectáreas dentro de Londres, en lo que hoy conocemos como Mayfair y Belgravia, dos de los distritos más pijos y caros de Londres y, por tanto, del mundo.
Pero esa explotación de tierras ancestrales le ha convertido en alguien impopular para la izquierda británica, y para buena parte de los londinenses. Uno de sus bloques de edificios en Belgravia -en el que se da la coincidencia que vivió de joven una tal Camilla Shand, luego conocida como Camilla Parker-Bowles– estaba cedido como vivienda social al distrito hasta 2023. El plan de expulsar a las familias residentes en cuanto se cumpla el plazo, demoler el edificio, construir el doble de viviendas y forrarse aún más se ha topado con la oposición de más de 100.000 personas. Y ha dotado de cierta impopularidad a Grosvenor, que se ha convertido en la diana de la campaña laborista.
Tampoco lo tiene fácil si gana Johnson: el Brexit a lo loco que propugna el tory apunta a una caída del precio del suelo londinense en todas las previsiones. Quizás por eso también está diversificando en países como España, donde ya poseía la finca de La Garganta, la mayor cinegética ibérica, donde miembros de todas la casas reales europeas (incluyendo Harry y Guillermo en tiempos menos concienciados) ha cazado alguna vez.
La segunda es la explotacion agrícola y ganadera adaptada a los tiempos modernos a través de su conglomerado Wheatsheaf, un fondo que invierte en innovación agrícola (como cultivos hidropónicos, granjas verticales, cultivos en interior y redes de distribución más ágiles para productos frescos). O a través de Cogent Breeding, su empresa de exportación de semen de toro para crianza de vacas que exporta a 40 países.
Hugh Grosvenor -al que su padre metió en una escuela pública, en vez de en las prestigiosas instituciones posh en las que se mueve el resto de la nobleza- se ha criado en todas las unidades de negocio de la familia, que también tiene intereses en química, alcoholes u operaciones financieras. La fortuna familiar está establecida en unos fondos que nadie puede desactivar -ni el legítimo heredero de los Westminster- y que benefician por igual a su madre (Natalia, aún duquesa y madrina a su vez del príncipe Guillermo) y a sus hermanas.
El lema de la familia, cuyo señorío se alberga en la mansión de Eaton Hall, es Virtus, non stemma, que podríamos traducir como "Virtud, no linaje". Un precioso lema que no se refleja en la realidad. Hugh Grovesnor ha heredado toda la fortuna y títulos de su padre sin tributar apenas una libra por el grueso de la fortuna y se ha encontrado al frente del Grosvenor Group, un grupo empresarial que se remonta a varias generaciones, y cuyo objetivo es que el siguiente depositario del titulo lo tenga todo de cara par convertir el apellido en uno de los más ricos del país.
Grosvenor tiene pareja. Más o menos fija. Se trata de Harriet Tomlison -maestra de formación y consultora en la City londinense-. una relacion que ya se remonta a un lustro y que ha sufrido unas cuántas turbulencias. De momento, no se les conocen planes de boda. Y, mientras siga sin casarse, su madre Natalia seguirá siendo duquesa de Westminster.
\Artículo actualizado, originalmente publicado el 13 de mayo de 2019.
Fuente: Leer Artículo Completo