El murciélago, este simpático animalito volador que algunos detestan y a otros les encanta y que podemos contemplar en los atardeceres y noches a lo largo y ancho de nuestro planeta, es un reservorio de virus potencialmente peligrosos.
Desde el mes de enero hemos podido ver, a través de los medios de comunicación, como en la ciudad china de Wuhan ha aparecido un nuevo brote de infecciones respiratorias causadas por estos agentes. El virus, hasta ahora desconocido, parece tratarse de un coronavirus. Recibe este nombre, no por pertenecer a la monarquía, sino por estar rodeado por una especie de corona cuando se observa a través del microscopio electrónico.
Este virus puede ser una amenaza, ya que tiene una gran capacidad de mutación. Estas pueden ser peligrosas, ya que le pueden otorgar la capacidad de atacar a seres humanos o ser transmitido de persona a persona. Parece ser que eso es lo que está pasando en este caso concreto.
El foco de contagio
Wuhan, que es una ciudad del centro de China de más de 11 millones de habitantes, es el epicentro de este nuevo brote. De momento, que se sepa, ya que las autoridades chinas son muy opacas, ha afectado a unas 300 personas con más de una decena de fallecidos. El foco parece haber sido un mercado de pescados y mariscos, ya que la mayoría de casos han tenido relación con él. Podría ser que en algún momento el virus pasara de un murciélago a algún producto del mercado —pescado o marisco— y de ahí a los humanos. Después de esto, debido a una mutación, adquirió la capacidad de contagio entre personas.
Sus síntomas
No es la primera vez que los coronavirus producen una pandemia. En el año 2002 ya hubo una que afectó a 37 países, más de 8000 personas y produjo cientos de fallecimientos, en España hubo un afectado. Parece ser que el virus actual es menos virulento que el del anterior brote, pero al secuenciar su material genético se ha visto que están relacionados.
Los síntomas que produce son parecidos a los de un catarro, fiebre tos seca o acompañada de mucosidad, malestar general o dificultad para respirar. Si se complica puede llegar a producir una neumonía, que se ha dado en llamar Neumonía de Wuhan. Suele ser más grave en personas de más de 65 años o debilitadas por cualquier circunstancia, como una enfermedad o tratamiento crónicos, quimioterapia, etc.
El brote actual se ha extendido ya a varias ciudades dentro de China y también a Taiwán, Japón, Tailandia y Corea del Sur. Ha aparecido también un caso en EE.UU., en el estado de Washington. Esta persona había regresado de un viaje cercano a la zona del brote infeccioso. Por si acaso, en ciudades como Nueva York, San Francisco y otras están examinando a los pacientes provenientes de la zona a la búsqueda de síntomas sospechosos.
Este miércoles se ha reunido un comité de expertos de la OMS para evaluar la peligrosidad de la situación y tratar de prever y controlar los posibles peligros de una nueva pandemia. Parece ser que en Europa nos lo estamos tomando con más calma que nuestros vecinos americanos. No hay vuelos directos entre Wuhan y nuestro país, los que hay son con escala en Hong Kong o Estambul. Se tarda sobre las 20 horas en llegar a España desde esta ciudad, pero con la globalización existente es mejor prevenir que curar. Parece ser que ya existen pruebas específicas para detectar en tiempo real el virus, aunque lo habitual en los aeropuertos es reconocer a viajeros, provenientes de la zona, con síntomas compatibles o fiebre mediante termómetros láser.
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