Darle mil vueltas al armario está fenomenal siempre que sea necesario; volverse loca y acabar disfrazada no mola tanto aun habiendo llevado al extremo nuesra capacidad creativa, una práctica por otra parte siempre recomendable. Sin embargo, cuando no fluye, mejor no forzar; y cuando algo funciona, lo inteligente es apostar. En plena Semana de la Moda de Milán, el protagonista del día fue indiscutiblemente Alessandro Michele y su manera barroca de entender la moda. El director creativo de Gucci convirtió su desfile de otoño invierno 2020 2021 en una gran mirilla desde la que más que asomarse con discreción al backstage para ver qué se cocía entre bamblinas, los invitados a la representación casi teatral entraban de pleno a ese universo mágico reservado únicamente a las modelos, maquilladoras, peluqueras, estilistas, modistas… porque el show estaba ahí y no sobre una pasarela. Entre las invitadas al espectáculo estaba la siempre perfecta Dakota Johsnon, amiga y musa de la casa.
Espectacular Dakota.© Getty Images
La sencillez suele tener razón y en ella encontramos casi siempre la verdad. Ser una de las invitadas más esperadas de un espectáculo como el Gucci tendría a muchas días, sino semanas, con los armarios propios y ajenos abiertos de par en par con el único fin de dar con el look más producido, enrevesado y en tendencia de la temporada. A muchas pero no a ella, pues Dakota ha hecho lo que siempre hace: apostar por un estilismo clásico y eterno cuando todo el mundo espera pompa y boato. ¿Por qué? Simple y llanamente porque siempre funciona y es una muestra de sabiduría como pocas otras.
Frente a las faldas abullonadas, los mariñaques y los mini corsés de cuero de Michele, la actriz estadounidense prefirió vestir un traje de Gucci pero completamente negro, clásico 100% de no ser por la etiqueta con el nombre de la firma cosida en en uno de los puños, y combinar la americana cruzada y larga de solapas XL con los pantalones de vestir del mismo color más elegantes que existen: con la raya planchada y el bajo tobillero y doblado.
Dakota Johnson, ayer a su llegada al desfile de Gucci en Milán.© Getty Images
Semejante obra maestra de sastería solo podía combinarse con a) una manicura roja y corta a la altura del negro noche del traje y b) con las sandalias favoritas de Dakota, las más minimalistas y elegantes cuyas únicas sujeciones son la tira finísima que abraza los dedos y la pulsera del tobillo. Eso sí, con un tacón de aguja de infarto.
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