De las audiciones de La Voz al carnaval de Tenerife, las curvas de Paulina Rubio son sinónimo de lentejuelas. Y es que no cualquiera puede permitirse el lujo de seguir enseñando pierna sobre el escenario a los —casi, que aún le falta un año y pico— 50 años. ¿El secreto? Un estómago feliz. Porque el mens sana in corpore sano va más allá del gluten free y la meditación y porque la felicidad que da un buen atracón de carbohidratos no se compara con nada, la chica dorada se concedió un homenaje tras su actuación en la isla canaria con una rica pizza y una ensalada caprese, tal y como ella misma presumió en su cuenta de Instagram.
Eso sí, aunque de vez en cuando se conceda alguna que otra licencia culinaria, lo cierto es que la hija de la conocida actriz mexicana, Susana Dosamantes, contempla la fruta en su dieta recurrente. Tanto es así que en su último trabajo, De qué sirve, la exintegrante de Timbiriche aparece comiéndose un plátano.
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Y para mantenerse a la altura de los outfits más provocadores, Paulina Rubio sigue la constante más básica; una buena rutina de ejercicio. Como dicen por ahí, si no se presume no cuenta y eso es algo que la cantante sigue al pie de la letra. De ahí que no sea extraño verla compartir sus mejores sesiones de gimnasio con sus más de 1,5 millones de seguidores. Eso sí, sin renunciar a su seña de identidad; las míticas gafas de sol.
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Un corazón tranquilo también parece ser un buen aliciente para mantener una piel tersa y saludable. Tras su matrimonio fallido con el arquitecto Nicolás Vallejo-Nájera y su relación (no más exitosa) con el exconcursante de La Voz México, Gerardo Bazúa, la soltería parece ser el estado civil preferido de la cantante, quien protagonizó su última felicitación navideña junto a los dos hombres de su vida; Eros y Andrea Nicolás, sus hijos.
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