El pasado 17 de febrero, nos dejaba Plácido Arango, conocido por levantar el imperio del Grupo Vips, pero también por la importante tarea de mecenazgo que desempeñó, sobre todo, en el Museo del Prado de Madrid y el de Bellas Artes de Asturias. Una personalidad reconocida por su amor profundo al arte y muy querida, tal y como se pudo comprobar en el funeral que se ofició ayer en Madrid por su memoria.
Era en la iglesia de San Jerónimo El Real donde tuvo lugar ese acto religioso al que acudieron los Reyes Felipe y Letizia. Entre los múltiples cargos que ostentó este mexicano de ascendencia asturiana, estaba el de la Fundación Princesa de Asturias (durante nueve años). De ahí la fuerte ligazón con la Familia Real y que los Monarcas quisieran arropar a la familia.
Pero los Reyes, que fueron recibidos por los familiares del difunto, entre ellos su hijo Paco no fueron los únicos rostros conocidos que quisieron despedirse de Plácido. Con gesto muy serio, minutos antes de las ocho de la tarde, llegaba Isabel Preysler del brazo de Mario Vargas Llosa. Jaime de Marichalar, lo hacía en soledad.
Empresarios, escritores, aristócratas y políticos, quisieron rendir una calurosa despedida a Arango. Así pudimos ver a las puertas del templo, antes de esta misa funeral, a Simoneta Gómez-Acebo, Naty Abascal, Genoveva Casanova, Konstantin de Bulgaria, Javier Solana o Alfonso de Borbón, entre las decenas de VIPs que arroparon a sus seres queridos.
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