Ha pasado una semana desde que vimos a Toño Sanchíssalir de la que ha dejado de ser su casa. Ese inmueble con el que el representante saldará parte de la deuda contraída, fruto de una gestión fraudulenta de su patrimonio, con Belén Esteban. El mismo que, ahora, es propiedad de la de Paracuellos del Jarama, que ya ha anunciado que, una vez lo ponga en condiciones, lo venderá.
Belén contaba cómo había dejado el chalé Toño antes de cerrar la puerta detrás suya. Y la revista ‘Semana lo mostraba, en imágenes, esta miércoles: excrementos de perro y basura que hacían de la entrada en la casa casi una misión imposible o, al menos, sin garatizar unas condiciones higiénicas mínimas.
A propósito de este reportaje, ayer por la tarde, en ‘Sálvame’, Mila Ximénez recordaba ese capítulo desagradable de su vida en el que también tuvo que ser desahuciada. «Fue hace tiempo. Me desahuciaron por impago los dueños«, contaba la colaboradora, de quien es más que sabido que tuvo problemas de ‘cash’ en el pasado.
Era entonces cuando daba un detalle más que significativo y que habla mucho de la diferencia de persona que es ella y la que ha dejado patente ser Sanchís. «Yo llamé a una empresa de limpieza para que lo dejaran todo bien, porque a mí me daba apuro, me daba vergüenza», explicaba.
Todo esto en un día en el que, además, se conocía que Belén ha interpuesto una nueva demanda contra su exrepresentante y su mujer, Lorena Romero, por valor de un millón de euros y sosteniéndose en que cometieron falsedad documental y administración desleal. Quien pensara que la guerra estaba cerrada, se equivocaba. Y mucho.
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