Asomarse a Misia sin tan siquiera abrir la puerta de la tienda es jugársela. El escaparate, dividido en tres ventanales sencillos y sin historiar -porque no lo necesitan-, guardan joyas que las miradas más entrenadas (en tendencias) reconocen de un vistazo: bolsos de bolitas de Shrimps. Un vestido de Bathseva. Chaquetas oversize que más que de punto, son de cashmere.
Entrar a la tienda, recién inaugurada en el madrileño barrio de Conde Duque (Calle de Amaniel, 19), es jugársela por segunda vez. Y la sensación nada más poner los dos pies dentro y recorrerla con la mirada es la de tener ocho años y tener frente ti una tómbola llena de regalos hacia los que se te van los ojos. Entre ellos hay un oso de peluche grande que te ha robado el corazón, y también decenas de juguetes que para nada te importaría que te tocaran con el boleto. Pronto va a ser tu cumpleaños, y sabes que el regalo que más quieres en el mundo está ahí. Ojalá ojalá sea el grande, pero si se agota con el paso de los días, lo más normal en este caso, el plan B es igual de apetecible. Pero que te toque. Lo importante es que te toque. Mamá, papá, amigas, marido, la participación ganadora está ahí. ¿Lo intentamos?
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Intentémoslo. Misia es "estilo, fantasía, evolución permanente, inclusividad, feminismo y sueños en construcción", dice Cándida Ledo, la creadora detrás de este tesoro recién estrenado que viste pantalones vaqueros raw, luce una melena rizada y mira de reojo las bailarinas de charol rojo, con tres pulseritas con hebilla en el empeine y tacón sensato favoritas de las gallegas (es de Lugo) y de las chicas que mejor visten, por ejemplo Alexa Chung; por ejemplo, Lucy Boynton.
Es el premio que con ocho años tenía forma de oso, y con casi 35 ha mutado a unas Mary Jane de la firma Carel Paris, una de las tantas que tiene en exclusiva (como Kassl Editions, On Atlas, Sophie Buhai, Little Liffner…) y que como el peluche, te pellizcarán en el estómago.
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Decidir con qué llevar este par de babyes (así se llama el modelo, ¿podrían molar más?) es tan sencillo como darse media vuelta y elegir cualquiera de los vestidos románticos midi, con las mangas abullonadas y la falda holgada que cuelgan del perchero de Misia. Son de Batsheva, "a medio camino entre Laura Ashley y la cultura ‘Amish’, desatando la fiebre por el modest dressing", explica Cándida. Y añadimos: y una de las marcas más veneradas por las estilistas por sus patrones, su estilo un paso más allá de las tendencias, sus estampados de flores, los patchwoks de las telas, o los destellos brillantes de sus tejidos, a veces incluso con botones joya que los coronan, y porque indudablemente son el complemento perfecto de las Mary Jane rojas, negras o plateadas. Lo dicen las gallegas, y ellas de moda saben un rato.
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Elegido el premio -vestidazo + bailarinas- el siguiente paso es cerrar fuerte los ojos, trasladarte a aquella feria de principios de los 90 a la que tanta ilusión te hacía ir y encomendarte a Misia, que más que una santa, era una pianista virtuosa que supo rodearse de artistas que la acogieron como su musa, de Toulouse-Lautrec a Proust.
"Misia es un personaje clave porque representa la unión de los mundos del arte y la cultura y la moda, algo que aspiro a recrear en Misia", sentencia Cándida.
Lo dicho, que nos toque.
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