Ante un buen plato de pasta me ocurre lo mismo que con un buen plan de fin de semana: no sé decir 'no'. No importa si es a la arrabbiata o espaguetis aglio e olio. Lo malo suele venir tras el festín… ¿Sabes esa sensación de hinchazón que hace que te desabroches el último botón del vaquero? Pues eso.
Hasta que una amiga me dijo que probara la pasta hecha con harina de legumbres. La nutricionista Laura Parada de Slow Life House lo confirma: “Las pastas realizadas con legumbres son un alimento rico en fibra vegetal y no contienen aditivos. Sin embargo, la pasta de trigo tradicional suele estar realizada con harina refinada y aditivos”.
Esta es una de las razones por las que resulta mucho más ligera, pero no es su única ventaja: “Posee un mayor contenido en fibra, grasas y azúcares que la pasta tradicional y aporta un extra de vitaminas y minerales, como hierro, potasio, calcio y magnesio”.
Y es que, a diferencia de las legumbres, estas harinas no poseen los llamados 'anti nutrientes', “sustancias que disminuyen la absorción de vitaminas o minerales”. Además, tienen un mayor índice glucémico, “lo que significa que elevan más lentamente los niveles de glucosa en sangre, regulando nuestros niveles de energía y resultando más saciantes”.
Si a esto le sumamos el hecho de que la pasta hecha con harina de legumbres tiene menos calorías (“340 versus las 355 kcl por cada 100 gramos de la pasta tradicional”) y, lo que es más importante, casi el doble de proteínas (“20,3 gramos vs 11 gramos"), todavía nos entran más ganas de ponernos el delantal y, estos días que pasamos más tiempo en casa, sacar la chef que llevamos dentro.
© Carola de Armas
¿Qué harina de legumbres es la más adecuada? “Las harinas de lentejas y garbanzos son las más utilizadas por su sabor, textura, retención de agua y homogenización en el amasado. Además, se pueden usar como sustituto de la harina de trigo tradicional en otras preparaciones como tortitas, pasta fresca, rebozados, salsas como la bechamel, panes, etc.”
Y dado que estos días seguramente estés yendo menos al gimnasio, opta por un plato de pasta con verduras y grasas vegetales como el aceite de oliva o el aguacate. Laura Parada nos da un par de ideas: “Pasta de legumbres con pesto de aguacate, elaborado con aguacate fresco, frutos secos (piñones o nueces), aceite de oliva y albahaca fresca. O en wok de verduras al estilo asiático con berenjena, zanahoria, cebolla y calabacín, salsa de soja, aceite de oliva y semillas de sésamo”. Buen Appetito.
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