Después de la aparición de Elif, todas las miradas están puestas en Nejdet como el autor del secuestro. El criminal, temiendo que puedan reunir pruebas en su contra y terminar en la cárcel, decide huir de su mansión a una propiedad que tiene alejada de la zona, cerca de la frontera. Como siempre, su fiel Erkut lo ayuda en su plan de fuga y ultima los detalles para que pueda salir del país sin complicaciones. Mientras, el prófugo se desespera en su escondite. “No voy a permitir que vuelvan a encerrarme, no volveré a pasar por ese calvario. Me llevaré por delante a quien sea necesario para evitarlo”, piensa en soledad.
Por otro lado, Kenan está muy feliz tras haber encontrado por fin a su hija. Con Cemal detenido, ya nada debe temer. Durante la jornada se dirige a casa de Rabia para agradecerle que haya cuidado a la chiquilla en el tiempo que estuvo retenida: “Usted se convirtió en un gran apoyo para ella mientras duró su cautiverio. Sin su compañía no habría sobrevivido. Estoy seguro”. Como muestra de su gratitud, el hombre se lleva a la anciana y a la pequeña Inci a vivir con él y Elif a su granja.
Lejos de allí, Veysel se recupera de la herida de bala que sufrió por parte de los matones de su exjefe. Una experiencia tan cercana a la muerte ha provocado que se arrepienta de todo el mal que ha hecho. Así pues, lo primero que ruega nada más recobrar las fuerzas es ver a sus hijos. Murat y Zeynep llegan a la clínica y aceptan emocionados las disculpas que su padre les ofrece. “Siento que hayáis sufrido por mi culpa”, asegura el paciente. Mientras, Gonca está más decidida que nunca a huir con Serdar y lo llama para pedirle que vaya a recogerla a su casa.
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