La vida extrema de Jack Dorsey, el fundador de Twitter: dieta estricta, baños en agua helada y trabajo 16 horas al día

Extravagante, austero y milmillonario. Con estos tres calificativos podríamos definir a Jack Dorsey, uno de los fundadores y actual director ejecutivo de Twitter, que esta semana ha decidido donar el 28% de su fortuna para ayudar a combatir la pandemia del coronavirus. Para hacerlo, Dorsey ha creado un fondo llamado Start Small LLC y ha hecho una inversión en este de 1.000 millones de dólares. “Una vez hayamos vencido esta pandemia, el fondo se centrará en la salud y educación de las niñas y los ingresos universales básicos. Funcionará de forma transparente, por lo que todos sus movimientos podrán ser seguidos aquí", ha explicado, cómo no, en un tuit en su cuenta personal.

De ascendencia italiana, Dorsey nació el 19 de noviembre de 1976 en San Luis, una ciudad de unos 320.000 habitantes ubicada en Misuri, junto al río Misisipi. Su madre, Marcia Smith, dedicó parte de su vida a cuidar de su familia, y su padre, Tim Dorsey, es un ingeniero que trabajaba en una compañía desarrolladora de espectrómetros de masas (un aparato capaz de analizar el espectro de frecuencias característico de un movimiento ondulatorio).

Coleccionaba planos de ciudades de niño

Cuando Jack tenía ocho años, su padre llevó un Macintosh a casa, que acababa de salir al mercado y el niño comenzó a interesarse por la animación. Coleccionaba planes de urbanismo en su habitación porque le fascinaban las ciudades y su movimiento, tanto que hasta llegó a crear programas informáticos que le dieran respuesta a lo que pasaba en ellas. Jack fue a un colegio católico, el Bishop DuBourg, tocaba el violín y con 15 años consiguió escribir un software de código abierto en el ámbito de la logística de envío que todavía hoy es utilizado por algunas compañías de taxis.

Otra cosa que le volvía loco al joven Jack eran los trenes. Pero no verlos pasar por la estación, sino buscar hacia dónde iban y con eso construía pequeños mapas de información en su ordenador. Con 8 años se hizo su primera tarjeta de visita en la que ponía: Jack Dorsey, consultor. Asegura que no tenía ni idea de lo que significaba pero que le parecía algo ‘guay’. Un perfil publicado en 2013 por New Yorker revelaba que de niño solía escuchar las emisiones de los servicios de emergencia con un escáner policial. Además disfrutar yendo a mirar las novedades que iban llegando a las tiendas de electrónica y organizando una liga de Fantasy Football con sus amigos, le encantaba asistir a conciertos de punk rock.

No terminó la universidad

Como muchos de los CEO más conocidos del planeta, Dorsey no terminó sus estudios universitarios. Se inscribió a la Universidad de Ciencia y Tecnología de Misuri durante un tiempo y luego decidió trasladarse a la Universidad de Nueva York, donde comenzó a gestar la idea de lo que más tarde sería Twitter. Uno de sus primeros trabajos fue desarrollar un programa para el sistema de entradas del ferry que lleva a los turistas a la cárcel de Alcatraz en San Francisco. En el año 2000, cuando tenía 24 años, llevó a cabo un prototipo que le permitía mantener a sus amigos informados de su vida a través de la BlackBerry y de mensajes de email. Como nadie se interesó por su proyecto, lo dejó de lado.

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Por aquel entonces, Jack se había mudado a Oakland, en California, y comenzó a pensar cómo mejorar un servicio web llamado LiveJournal para hacerlo más rápido y en tiempo real. Empezó a trabajar en una empresa de podcasting, Odeo, que se mostró interesada por el servicio de mensajes cortos. Allí conoció a los que serían sus compañeros cofundadores de Twitter. La compañía desaparecía en 2006 y Dorsey decidía volver a poner en marcha su idea de mensajería online. Dorsey y Biz Stone vieron que los textos SMS se adaptaban a la idea de mensajes de estado y crearon un prototipo de Twitter en apenas dos semanas. La idea atrajo a muchos usuarios de Odeo y también la inversión de Evan Williams.

Así nació Twitter en 2006 y Dorsey fue el CEO hasta 2008, año en el que abandonó el cargo para regresar en 2011 como presidente ejecutivo, momento en el que quiso dar prioridad a la mejora del tiempo de funcionamiento por encima incluso de generar ingresos. La mayor parte de su fortuna proviene de su participación accionarial en Twitter y la empresa de pagos electrónicos Square, de la cual también es cofundador y director ejecutivo.

Antes de que una empresa de tecnología tomara en serio sus ideas, Dorsey probó suerte como modelo y también se interesó por el mundo de la botánica, ya que es un gran amante de las flores. Además, hizo varios cursos de masajes y tiene titulación oficial como masajista.

El milmillonario ‘austero’

Ni grandes lujos, ni yates, ni mansiones repartidas por el mundo, Jack Dorsey está considerado uno de los ultrarricos más austeros del planeta. Con una fortuna que supera los 5.000 millones de dólares según Forbes, el CEO presume de llevar una vida de lo más ‘normal’. Vive en una casa de casi 10 millones de dólares con vistas al Pacífico en la playa de El Camino del Mar, un exclusivo barrio de Seacliff en San Francisco y esta parece que es su única propiedad.

Se levanta cada día a las cinco y media de la madrugada y lo primero que hace es mandar un SMS a su madre, a la que está muy unido y que sigue viviendo en San Luis. Eso sí, asegura que sólo habla por teléfono con ella una vez al mes para que la charla sea más profunda e intensa, y que está al tanto de todo lo que hace porque ella tuitea todo lo que hace continuamente.

Después de dar los buenos días a su madre, Jack se mete directo en la sauna durante 15 minutos y al salir se da un baño de agua helada durante otros tres. Aunque tiene un BMW Serie 3, no suele conducir a menudo. Va a trabajar caminando los ocho kilómetros que separan su casa de la oficina (los martes y jueves hace teletrabajo y le gusta hacerlo en su cocina) y durante esa hora y cuarto escucha podcasts o audiolibros. Es en ese tiempo cuando surge la creatividad en su cabeza y donde surgen la mayoría de sus ideas antes de llegar a la oficina. Allí trabaja en un escritorio alto que utiliza siempre de pie donde sólo tiene un iPad y lo hace generalmente hasta las 10 de la noche.

Trata de meditar al menos durante 10 minutos durante la jornada laboral de 16 horas en Silicon Valley y de hecho al principio de su etapa como CEO en Twitter muchos le achacaron que pasaba demasiado tiempo en yoga y en clases de dibujo. Es su regreso a casa, la misma rutina que por las mañanas: sauna, baño de pseudocongelación y meditación. Y antes de acostarse actualiza su diario en la app de notas de su iPhone para tener su agenda preparada para la mañana siguiente.

No tiene entrenador personal y únicamente entrena durante siete minutos cada día con la app Seven. Solo se concede un día de descanso a la semana, los sábados. Y es entonces cuando ve a sus amigos, bebe champán (prefiere esta bebida al vino) y hace carreras de marcha. El domingo, vuelta al trabajo.

Tatuajes y dieta extrema

La imagen de Jack Dorsey no es la de un ‘friki’ de la tecnología. Siempre vestido a la última, con ropa de firma italiana, barba de hipster, piercing en la nariz y varios tatuajes. Su favorito es un que luce en el brazo que es el símbolo de la integral, una operación matemática, pero que también representa las ‘efes’ que aparecen en la tapa de un violín. Es fan de Beyoncé y no suele viajar por placer aunque sí que lo hace por trabajo con frecuencia. Su ciudad favorita en el mundo es París y la visita varias veces al año. Hace unos meses se instalaba durante varias semanas en Birmania para hacer un retiro espiritual donde practicó la meditación desde las 4 de la mañana hasta las nueve de la noche.

En 2019, Dorsey concedía una entrevista al podcast Ben Greenfield Fitness: Diet, Fat Loss and Performance en la que explicaba cuál es su rutina diaria para estar en forma y no perder tiempo en copiosas comidas. Se trata de una dieta extrema basada en, de lunes a viernes, comer solo una vez al día (durante la cena) algo rico en proteínas, verduras, chocolate negro y frutos del bosque, y hacer ayuno extremo (no comer nada, excepto agua) durante los fines de semana.

Soltero y ¿sin compromiso?

A sus 43 años, pocas son las novias que se le han conocido al excéntrico magnate tecnológico que ha sido elegido este mes de abril como el hombre más sexy del mundo por la revista Glam’mag. En el año 2013 salió con la top model británica Lily Cole y en 2017 comenzó una relación con la también modelo e influencer Raven Lyn, a la que cuentan que compró una espectacular mansión en Beverly Hills (que luego puso a la venta en 2018).

Su pareja más conocida ha sido Kate Greer, con la que ha roto y ha vuelto en varias ocasiones desde 2010 y hasta el año pasado, cuando se supo que ella salía con otro magnate de Silicon Valley, Peter Fenton. Greer, nacida en Iowa, es empresaria y está involucrada en Campinteractive, una organización sin ánimo de lucro para ayudar a los niños a través de la tecnología y el aire libre. Hace apenas unos días, algunos medios estadounidenses hablaban de una supuesta boda secreta de Dorsey, algo que no ha sido confirmado por el CEO de Twitter.

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