Tras decretarse el confinamiento, Felipe VI y la reina Letizia adaptaron su agenda al teletrabajo e instalaron un sistema de videollamadas en el despacho del rey en la Zarzuela, donde a lo largo de la semana mantienen unas tres reuniones diarias con las distintas organizaciones involucradas en la lucha contra la pandemia del coronavirus. Para facilitar esta tarea, usan un truco: unos folios con los nombres y fotos de los participantes en cada una de esas reuniones.
Colocadas en la mesa, las hojas identificativas escapan de la vista de los interlocutores de los reyes, pero pueden apreciarse perfectamente en las fotografiadas tomadas ayer por la casa real durante la reunión que el matrimonio mantuvo con la junta directiva de la Asociación Educativa de Itaca, una organización de ayuda a personas en riesgo de exclusión en L’Hospitalet, así como en las imágenes de la reunión que doña Letizia mantuvo antes con la Asociación de Diabetes de Madrid.
Es de suponer que los reyes también se ayudan de este tipo de documentos para preparar sus reuniones y recepciones presenciales, por lo que el hecho de que estos días asistan con ellos a sus videoconferencias tal vez obedezca a la emergencia con la que se programan estas, sin tener los reyes tiempo para memorizar antes los nombres y rostros de sus interlocutores.
Quedarse con la cara de las personas que van conociendo forma parte precisamente del trabajo de los reyes, una habilidad que los miembros de la familia real española trabajan desde que son niños.Así se lo explicaba la infanta Pilar al periodista e historiador español José Carlos Clemente cuando, según cuenta este en el libro La educación de don Juan Carlos, se mostró asombrado durante una cena de la “memoria portentosa de los Borbones”. La del padre de Felipe VI es especialmente buena: al despedirse en un acto celebrado en la Universidad de Alcalá de Henares, recuerda también Clemente en su libro, Juan Carlos I sorprendió a los presentes cuando “saludó a todos los profesores llamándoles por su nombre uno a uno. ¡Un verdadero alarde de memoria!”.
También doña Letizia tiene bien entrenada la suya, y durante el verano en Palma de 2010 a la periodista Carmen Duerto le sorprendió que la entonces princesa de Asturias recordara su nombre del verano anterior. "Es que hay que tener buena memoria", le dijo entonces doña Letizia.
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