Antes NO y ahora SÍ: se llevan las sandalias deportivas… con calcetines

Lo vimos recientemente en la cuenta de Instagram de la co-fundadora de la revista Self Service y directora de M –la publicación del diario francés Le Monde–, Suzanne Koller, pero lo cierto es que este combo aparentemente imposible ha tratado de ganarse la aprobación del gran público durante algunas temporadas sin acabar de conseguirlo del todo. Ha tenido que venir un confinamiento y largas horas de teletrabajo para aceptar que, quizá, llevar sandalias con calcetines no solo sea cómodo, sino que además es cool y queda bien (en casa y fuera).

En 2011, Prada proponía mezclar calcetines blancos de inspiración deportiva con zapatos negros y, desde entonces hasta esta temporada, la diseñadora italiana ha apostado recurrentemente por una estética que bebe directamente del atuendo de los turistas y del look daddy: calcetines de running con sandalias sofisticadas, merceditas con medias tupidas, calcetines de rayas con zuecos… La firma ha intentado “colar” una estética difícil de todas las maneras imaginables sin embargo ha sido Instagram –de nuevo– quien ha logrado popularizar una tendecia que ahora sí. Después de Suzanne Koller otras muchas prescriptoras se hicieron eco y comenzaron a publicar sus propias combinaciones arriesgadas libres de miradas ajenas: las danesas Pernille Teisbaek y Emili Sindlev, junto con la española Blanca Miró, son algunas de las que decidieron incorporar este tip estilístico a sus estilismos de confinamiento.

© Creatividad de Mar Lorenzo, imágenes de Zara, Instagram y Getty Images

Sandalia deportiva con lazo de satén, de Zara. COMPRAR

A pesar de la creencia que sitúa el origen de esta tendencia en los ingleses de vacaciones en Benidorm y en la estética popular del fotógrafo Martin Parr, lo cierto es que los romanos ya usaban sandalias con calcetines hace más de dos mil años. Como es de imaginar, su función era eminentemente práctica: evitar las rozaduras durante las largas caminatas, mantener el pie aireado, evitar el frío… Desde entonces, su uso siempre ha estado ligado a una intención… hasta que llegó la pasarela y decidió apostar únicamente por la estética.

Lo cierto es que hay un algo –mucho– de comodidad en este look considerado ridículo durante mucho tiempo. Para qué negarlo, los calcetines amortiguan el impacto del zapato sobre la piel y consigue evitar muchas heridas que, se otra manera, se producirían inevitablemente. Además –los romanos tenían razón– el uso del calcetín evita la transpiración excesiva y la sensación es mejor (incluso cuando hace mucho calor). Sin embargo, hemos venido para hablar de tendencias y en la moda (como en la vida), existe ese grupo de chicas que jamás se atrevería a correr riesgos con esta tendencia (ni tan siquiera en su propia casa), mientras que otras abogan por empezar a llevarlas ahora en la tranquilidad del hogar y mañana en la calle. Sea como sea, ¿será el de 2020 el verano en el que por fin perdamos la vergüenza? Deseamos fervientemente que así sea.

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