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Corrían los locos años 20 cuando una actriz llamada Clara Bow acuñó el calificativo de ‘It girl’. Lo hizo sin proponérselo al protagonizar una película precisamente titulada así, It. Sin embargo, habría que esperar algunos años más para que apareciese Edie Segdwick, la mujer que le dio su acepción real y actual a este término.
Su complicada y fascinante historia se remonta a comienzos de los 40 en Santa Bárbara (California) . Allí nació Edie, en el seno de una familia acomodada y numerosa a la que, con apenas 20 años, abandonó para instalarse en Nueva York en un apartamento propiedad de su abuela situado en la exclusiva Park Avenue.
La recién llegada pronto se hizo famosa: era joven, irresistible, no se perdía ni una sola fiesta, usaba ropa cara, tenía chofer, talento y un look diferente al del resto de chicas. Vestía medias negras tupidas, minivestidos, camisas masculinas grandes y largos pendientes, tacones de aguja y toneladas de eyeliner. Su físico era andrógino y tremendamente femenino al mismo tiempo. Pero eso no era lo único contradictorio en ella: detrás de su aparente vida fácil y su “buena familia” había también una larga serie de enfermedades mentales, abusos sexuales, muertes tempranas, suicidios, ingresos psiquiátricos y, en su caso, toxicomanía, anorexia y bulimia.
Chica factory
No llevaba demasiado tiempo en Nueva York cuando coincidió con Andy Warhol en una fiesta. Él enseguida cayó rendido ante aquella Edie que acabaría convirtiéndose en “superstar” y reina de la Factory, el famoso estudio del artista donde cualquier cosa podía ocurrir y donde todos querían estar. Ella, por su parte, se sintió arrebatadamente fascinada por el icono pop.
Pese a que la amistad entre ambos duró muy poco tiempo, se ha escrito mucho sobre ella. Fue uno de esos encuentros cósmicos que, en ocasiones, se da entre dos personas a las que no necesariamente les une la atracción sexual pero que acaba conduciendo a ambos a una dependencia enfermiza y destructiva. En este caso, resultó especialmente demoledora para Edie, si bien dio origen a algunas de las películas más representativas de la Factory como Chelsea Girls, Pobre niña rica, Vinyl, Horse o Kitchen.
El vínculo entre ambos llegó a ser tan fuerte que ella se tiñó el pelo de rubio platino y se hizo llamar Miss Warhol , mientras que él empezó a usar amplias camisas y leggins negros. La no-pareja fue la pareja del momento, tal como llegó a afirmar el diario The Independent. Su fama era tal que hasta el pintor pop Roy Lichtenstein confesó que él y su esposa se habían disfrazado de Andy y Eddie en una fiesta de Halloween .
Las revistas de moda y estilo de vida no tardaron en sucumbir ante ella y pronto llegaron los reportajes y la portada de Life. Edie podría haber hecho carrera como modelo pero su carácter –tan complicado como sus adicciones– hizo que, tras un par de colaboraciones, pasara a formar parte de la lista negra de las revistas de moda más relevantes. Justo cuando casi toda su herencia ya se había esfumado a causa de sus problemas con las drogas y su pésima administración.
ciao Edie
Tanto Bob Dylan –que había conocido a Sedgwick antes que Warhol– como su troupe que por entonces se reunían en el Chelsea Hotel no tardaron en interesarse por la chica del momento y llevársela a su terreno. Al atractivo que destilaba la figura de Edie se sumaba la mala relación que Dylan tenía con Warhol, lo que otorgaba a Edie un “valor añadido”. Sedgwick también se fijó en ellos y se enamoró primero de Dylan –aunque no está claro que mantuviera una relación sentimental con él– y después de Bobby Neuwirth. A partir de ese momento, su relación con Warhol comenzó a resquebrajarse y sus problemas con las drogas fueron a más. De ser su media naranja pasó a convertirse en una drogadicta que sobraba en la Factory.
Andy decidió no contar más con Edie y ella se sintió abandonada. Poco tiempo después, firmó un contrato con el manager de Bob Dylan y jamás volvió a la Factory. Edie llegó a convertirse en la musa que inspiró algunas canciones del disco Blonde on blonde de Dylan, pero todo se truncó cuando Warhol le hizo saber que Bob se había casado con Sara Lownds en secreto y ella se refugió en Neuwirth, una relación que apenas duraría un año. En cuanto a su “prometedora” carrera, ninguna productora ni discográfica llegó a interesarse jamás por ella.
En medio de una espiral de drogas y autodestrucción, Edie decidió poner tierra de por medio y alejarse de todo. Tras unos meses fuera de la Gran Manzana, regresó y protagonizó Ciao Manhattan, un film que pasó desapercibido en su momento pero que, con el tiempo, se ha convertido en un documento desgarrador de lo que fueron aquellos años. Mientras tanto, su dependencia de las drogas seguía creciendo. Intentó desengancharse, pero fue imposible. También pasó por la cárcel, centros psiquiátricos, clínicas de rehabilitación… En una de ellas conoció a Michael Brett Post, con quien se casaría al poco tiempo. Pero por entonces ya no quedaba nada de aquella It girl que se paseaba por los locales de moda algunos años antes.
Una mañana, su marido la encontró muerta en su casa, probablemente a causa de sus adicciones. Era el año 1971 y tenía 28 años. Cuando informaron a Warhol del fallecimiento de Edie, dicen que el artista solo preguntó que quién heredaría sus bienes. Ya no significaba absolutamente nada para él.
Sedgwick desapareció y en ese mismo momento nació la leyenda: Patti Smith en Seventh Heaven le dedicó un poema titulado Edie Sedgwick. Por su parte, el grupo Cult, en su álbum Sonic Temple (1989) incluyó un tema llamado Edie (Ciao Baby) inspirado también en ella. Pero su historia, a día de hoy, continúa siendo hoy fuente de inspiración: Sienna Miller fue la actriz que la interpretó en la película Factory Girl –con Guy Pearce como Andy– y, continuamente, la principales revistas internacionales siguen recordando que ella fue la primera, la que lo inició todo.
Artículo publicado originalmente el 13 de septiembre de 2016 y actualizado.
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