Ana María Aldón llegó a la isla de ‘Supervivientes 2020’ como uno de los perfiles por descubrir. Más allá de ser la mujer de José Ortega Cano y de haber mostrado sus diseños en algún desfile, desconocíamos la cara divertida y dicharachera de una mujer que había permanecido en un segundo plano, muy discreta, hasta que se anunció su entrada en el ‘reality’.
Ahora, se le pone nombre al motivo por el que se lanzó a los brazos de la aventura de Honduras. Es la revista ‘Lecturas’ la que asegura este miércoles que no es por placer, sino más bien por necesidad, por lo que Ana María firmó el contrato que se le presentó sobre la mesa, a sabiendas de que se iba a convertir en carne de titular y que todos sus movimientos iban a estar escudriñados con lupa.
La publicación sostiene tener la documentación que atestigua que esta ha ido al concurso para salvar el patrimonio de un Ortega Cano que estaría al borde la ruina. Unos problemas económicos que han forzado a Aldón a dar ese paso adelante, y que han provocado que el torero sufra, sobre todo, porque se ha puesto en tela de juicio su matrimonio cuando, en realidad, el motivo que parece encerrar esta participación es una declaración de amor en toda regla.
El mismo medio explica que el diestro está ahogado por las deudas, que no dispone de efectivo y que su patrimonio está en serio peligro por esta complicada situación ante la que Ana María, que tuvo que ganarse la confianza de una familia que veía con recelo la relación en los compases iniciales de la misma, se erige ahora como la única esperanza que garantice no perderlo todo.
Es cierto que su marido no era partidario de que lo hiciera. El propio Ortega Cano lo ha manifestado con ella ya en pleno concurso. Pero puede ser la única que salve todo lo que ha construido el padre de su hijo a lo largo de toda una vida ligada al mundo del toro.
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