Los expertos lo tienen claro: cuando el aislamiento termine y podamos ir teniendo una vida más o menos normal, buena parte de la población va a necesitar atención psicológica para hacer frente a lo que nuestras cabezas han sufrido por el encierro. Toñi Moreno reconoce que es una de las que precisa que un profesional le eche una mano.
Si hace unos días manifestaba lo mal que lo estaba pasando, porque ella siempre ha sido una persona que necesita estar en la calle, en su último capítulo de su canal de Mtmad, es mucho más clara. Porque a Moreno, que no olvidemos que además está encerrada con su hija, nacida hace tres meses escasos con los desbarajustes de sueño que eso conlleva, no puede más.
Así que ha usado esa ventana que tiene para gritar que necesita ayuda. Aunque lo primero que hace es reconocer que, el objetivo que se había marcado al principio, que era usar esa aparición para mejorar físicamente, sí lo había logrado: «Vamos a volver, pero vamos a volver haciendo el reto bien. Nuestras prioridades han cambiado. Esto empezó como un blog personal donde yo me comprometía a recuperarme físicamente y lo que he conseguido en estos ocho capítulos es dejar de tener dolores. Volveremos y lo haremos cien por cien».
Era entonces cuando explicaba que ha tenido que recurrir a su psicóloga, Patricia Ramírez, para intentar calmar la «sensación de asfixia» que siente permanentemente. Esta le ha pedido que se dedique más tiempo a sí misma, que se permita ciertos caprichos y que no pierda el contacto con sus familiares y amigos. Tres pilares básicos para mantener cierto equilibrio durante la cuarentena.
«Tengo la sensación de que terminan los días y no he hecho nada. Se me va un día detrás de otro. Es que no tengo un horizonte. Cada quince días el Gobierno nos dice que otros quince», se deahoga amargamente la presentadora antes de añadir: «Yo llamo a mi madre cuando está la niña despierta para que mi madre la vea. A mis hermanas igual, a mis amigas… tengo doscientos millones de chats, que siempre estoy enseñando a la niña».
Desde aquí, mandamos un mensaje de apoyo a Toñi: cuando menos te lo esperes, todo habrá pasado.
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