QUÉ HA PASADO
• Adolfo y Ramón llegan a las manos por Marta.
• Urrutia es amnistiado.
• Los Arcángeles quieren intensificar su lucha.
Alicia se niega a arrodillarse como le exigen los dos individuos que van a matarla. De pronto, un encapuchado les dispara y se marcha. Los asaltantes también se dan a la fuga y ella se queda paralizada hasta que el capitán Huertas llega en su ayuda.
Mientras él la atiende, sus hombres persiguen a los malhechores pero no dan con ellos. Ya en casa, Alicia cuenta a sus padres lo ocurrido y que, aunque tiene miedo, no va a dejar su puesto.
Muy intrigada, Emilia pregunta a Matías por qué a Marcela le cae mal la alcaldesa. El joven le confiesa que descubrió que era su amante. “Eso forma parte del pasado, ahora no hay nada ni nadie que me separe de mi familia”, le asegura.
Rosa continúa provocando a Ramón llamándole pelele por no saber controlar la ligereza de cascos de su esposa, lo que ocasiona un nuevo enfrentamiento entre él y su marido. Esta vez es Pablo quien los separa.
Manuela coincide en las escaleras con doña Begoña y esta aprovecha para criticarla por el trato que dispensa a su esposo y a sus hijas. Luego, la empuja y baja corriendo para comprobar que la ha matado.
Sonríe al verla inconsciente y muda el gesto para pedir auxilio. Marta, Rosa y Carolina acuden enseguida y se quedan horrorizadas, pero al percibir que el ama de llaves respira llaman al médico.
Doña Francisca echa a Onésimo cuando se presenta en su casa con la intención de psicoanalizar a su esposo para curarlo. Sin embargo, la descabellada idea le proporciona otra que sí da sus frutos.
La señora pide a Raimundo que se comunique a través de parpadeos y lo primero que le dice es que la ama y enloquece de alegría. Luego es Matías quien prueba y se emociona cuando su abuelo le pregunta por su hija.
Begoña oculta su decepción cuando el doctor informa a la familia de que Manuela sobrevivirá aunque está muy grave. Las tres hijas de Solozábal quieren cuidarla, pero es él quien pasa la noche a su lado para disgusto de su esposa.
Don Filiberto pregunta a Tomás si es el encapuchado que salvó a Alicia, y él lo niega. Luego, reunidos con Los Arcángeles el joven comenta que quizá es mejor no lamentar más víctimas porque se habla de que puede la República no cuaje. Sin embargo, todos están convencidos de que hay un traidor entre ellos y quieren desenmascararlo.
Por temor a que Manuela despierte y la denuncie, doña Begoña trata de asfixiarla con la almohada pero don Ignacio llega y frustra su plan. Desesperada, confiesa a Rosa que intentó matar a la criada porque está enamorada de su padre y la convence de que la ayude a terminar con ella.
Tomás sospecha que Jean Pierre es el padre de Adolfo y lo interroga. Él no solo no lo niega, sino que se explica: “Tras el fallecimiento de Simón Castro, tu padre, iba a quedarme pero Solozábal me amenazó con investigar su muerte. Así podría controlar los negocios de tu madre. Decidí marcharme para evitar un escándalo a la familia”. Luego, le pide que no le cuente la verdad a su hermano.
Aunque no revela a Adolfo quién es su progenitor, sí le pide que interrogue a su suegro sobre lo que sucedió años atrás después de confesarle que desconfía del francés. Además, empieza a pensar que Maqueda no se ha ido por voluntad propia.
Matías y Marcela se quedan desconcertados con una noticia del periódico pues, de ser cierta, Emilia les ha mentido respecto al motivo de su regreso de México. Las vagas explicaciones que su madre le da al respecto no convencen al chico pero aun sí decide creerla.
La marquesa, por su parte, finge alegrarse cuando, de visita en casa de Francisca, comprueba la mejoría de Raimundo.
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