Cuando estás de bajón emocional, como en estos tiempos extraños de coronavirus y confinamiento, la tentación de lanzarte a una bañera cálida, espumosa y fragante resulta difícil de resistir. Pues hazlo sin reparos, porque un estudio publicado en el North American Journal of Medical Sciences ha demostrado que 20 minutos de inmersión en agua perfumada a 40ºC (con las adecuadas sales y aceites esenciales) consigue reducir tu frecuencia cardiaca, mejorar el flujo de tu circulación linfática, activar la circulación sanguínea, disminuir la tensión muscular y reducir tus niveles de estrés y cortisol en sangre.
Resumiendo: que esa sensación reconfortante de toda la vida tenía una explicación científica que ahora vas a convertir en la mejor solución al estrés que te produce esta crisis sanitaria mundial. Te explicamos cómo hacerlo paso a paso para que le saques el máximo partido emocional a tu bañera.
Qué necesitas y cómo conseguirlo
1. Relax. El agua caliente infusionada en aceite esencial de lavanda puede hacer maravillas por tu serenidad corporal y espiritual, porque en su uso tópico es capaz de aliviar los calambres y reducir la tensión muscular. Pero, ademas, la inhalación de su fragancia ha demostrado tener un efecto calmante del sistema nervioso.
2. Glamour. Sí, eso también te lo da un buen baño. Siempre que lo acompañes de esos aromas de lujo que te hacen sentir poderosa. Muchos cuentan con pequeñas maravillas para alargar el efecto diosa de Hollywood, rodeada de espumas y aceites cuyas moléculas impregnan tu piel en una forma mucho más sutil de perfumarte.
3. Regeneración. Ya sea porque has tenido un día horribilis o porque te has pasado con el running, confía en las sales minerales efervescentes para recuperar esa musculatura agotada. Aunque, si estás exhausta, nada es más efectivo que la elevación de temperatura que consigue el sulfato de magnesio de las sales de Epsom.
4. Suavidad. Si tienes tendencia a la sequedad, sáltate espumas y jabones, reduce tu estancia en el agua a apenas 10 minutos y sé muy generosa con los aceites y las leches de baño. Los primeros sellan la hidratación en el interior de la piel. Las segundas (en formato polvo) aportan un extra de nutrición que penetra mejor con el calor.
5. Energía. Requiere un paso anterior: una exfoliación en profundidad con la piel en seco (y con activos revitalizantes, como el jengibre y la menta de Biotherm, y drenantes, como el extracto de hidra de Elanyl). Y uno posterior: tras el baño, toca soportar una ducha rápida de agua fría de efecto ultratonificante.
6. Pastilla de jabón: la vuelta de un clásico. A su mínimo tamaño, su máxima duración y su sostenible packaging (sin plásticos) hay que añadir ingredientes naturales y aromas divinos. Y sin los conservantes y detergentes de otros tiempos. Todo ventajas para este limpiador humilde con el que masajear, además, brazos y piernas.
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