Cómo dejarse flequillo y sobrevivir en el intento

En un paseo por las calles de la capital italiana, una joven Audrey Hepburn interpretando a la princesa Anna en la película Vacaciones en Roma, entró en una peluquería en la que cambió su larga melena por un pelo corto con flequillo. La actriz se veía feliz con la transformación y su peinado protagonizó la portada de la revista Time en 1953.

Los ciclos vitales de cambio (incluido el estacional) suelen ir acompañados de una visita a la peluquería. Ya lo sentenció Coco Chanel: "La mujer que se corta el pelo está a punto de cambiar de vida". Si bien la transformación de Hepburn, que dijo adiós a la melena para dejar su cabello corto, puede ser demasiado radical existen efectos de tijera más sutiles, como el flequillo, la última ocurrencia beauty de Carlota Casiraghi, con la que la célebre monegasca dio la bienvenida al otoño.

La royal mantuvo el largo de su melena y apostó por un un corte muy sutil a la vez que favorecedor; su flequillo largo, abierto y recto, le confirió un estilo todavía más afrancesado emulando a Jane Birkin o Françoise Hardy. "El flequillo es una gran idea para realizar un cambio de imagen que incluso se puede conseguir con postizos, como han lucido en alguna ocasión la modelo Jourdan Dunn y Penélope Cruz. El modelo de flequillo por el que ha apostado Carlota Casiraghi es adecuado: su imagen se puede permitir ese pequeño cambio y es fácil de defender", explica Fernando Collar al frente de Peluquerías Cohem con tres centros en la capital.

¿Cómo llevarlo?

En cortina con raya al lado para suavizar las facciones, extra largo, postizo, recto o asimétrico, desfilados para jugar con los rasgos… existen múltiples versiones con las que lanzarse a por el flequillo, el gran aliado para disimular imperfecciones, como una frente demasiado ancha o unos ojos algo pequeños. Es el accesorio de camuflaje de excepción y un dinamizador del estilismo capilar. “Con los flequillos se puede dar un vuelco a un look de un modo suave. Son una apuesta no muy arriesgada de cambio de imagen”, considera el estilista Collar por cuyos salones han pasado clientes como como la mujer y las hijas de Aldolfo Suárez, Rosario Flores, Miguel Ríos o Elena de Borbón.

Pero ojo, hay que tener cuidado porque no todos los flequillos favorecen. “Dependiendo de la edad puede servir de ayuda, ya que dulcifica, disimula las arrugas de la frente e ilumina la cara, pero por el contrario también puede contribuir a remarcar defectos. Un flequillo corto y marcado por encima de las cejas puede contribuir a pronunciar los defectos, como una nariz prominente, porque enmarca la cara”, advierte el experto.

¿Cada cuánto hay que retocarlo?

Antes de decidirse por la manera de cortar el flequillo hay que tener en cuenta los remolinos, el tipo de pelo y las facciones del rostro, por lo que la opinión del experto antes de someterse al tijeretazo es fundamental. “El flequillo se adapta a todo tipo de cortes: pixies, bob, midi y largos, pero siempre adaptándolos y con un buen consejo de tu peluquero. En casos de cabellos con tendencia grasa no se aconsejan, ya que se ensucian con mucha facilidad, se abren y dejan formas feas, y pueden producir que la piel no oxigene”, alerta Collar.

Para mantener el peinado en forma conviene ir a la peluquería, al menos, cada treinta días. Así lo corrobora el estilista: “El flequillo exige un determinado mantenimiento, ya que rápido pierde su forma. Lo lógico es recortarlo una vez al mes y, además, si se le aplica color con la técnica contouring, se consigue un efecto de luz en el rostro”, aconseja el peluquero.

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