Todo lo que tienes no te parece suficiente. Se acerca un evento y necesitas comprar un look nuevo. También para esa cena con amigas que tienes al día siguiente. Sientes que faltan elementos en la decoración de tu hogar. Piensas que estarías mejor si compraras la última versión de esa firma de móviles que tanto te gusta, que no hay suficiente comida en tu nevera o que una manta nueva para el salón podría ser una opción perfecta para dar la bienvenida a la temporada. Sí: compras demasiado y puede que incluso seas una compradora compulsiva. Y aún hay más porque puede que este comportamiento sea -o se esté convirtiendo- en tu adicción.
Las personas que compran compulsivamente realizan con frecuencia actitudes repetitivas sin pensar en las consecuencias. Responden a obsesiones repentinas y obedecen a pensamientos originarios de ellas. Solo se guían por el impulso del momento y, cuando no pueden cumplirlo, sienten angustia y a veces llegan a manifestarla con comportamientos agresivos o violentos.
Comprar se impone, aparentemente, como un calmante que ayuda a liberar el estrés y la ansiedad, pero lo cierto es que este tipo de comportamientos termina generando a largo plazo unas consecuencias mayores de insatisfacción personal, rupturas emocionales y, sobre todo, problemas económicos que pueden pasar desapercibidos pero que se agravan con el tiempo. Y no solo eso: sino que también como consecuencia, en el peor de los casos, las relaciones personales terminan viéndose afectadas.
¿Cómo identificar a un comprador compulsivo?
Si has llegado hasta aquí leyendo puede que te estés cuestionando ser o no parte de este grupo de compradores compulsivos. Antes de afirmar o de negar tu respuesta, puedes hacerte algunas preguntas que te ayuden a clarificar el término y compararlo con tu comportamiento… ¿Has pensado alguna vez si de verdad necesitas todo eso que te gustaría tener? Esas compras…¿son necesidades o caprichos? ¿Cuántas veces realizas compras sin las que puedes vivir al mes? ¿gastas dinero por placer?
Tras reflexionar estas preguntas, el primer paso será ser consciente de las compras que se realizan en determinados periodos de tiempo. Cuantificar el número que se hacen y también cuánto se compra en cada una de estas jornadas de compras.
La siguiente tarea pasa por reflexionar en la sensación que generan estas compras. ¿La satisfacción posterior es la buscada? ¿Ha sido una compra meditada? ¿Podrías haberla evitado?
No existe un patrón identificativo de los compradores compulsivos, pero sí que es sabido que estas adquisiciones se hacen como fruto de la ansiedad, del sentimiento de «no llegar a» tener, del capricho.
La aceptación social juega un papel primordial en los compradores compulsivos que, a menudo, recurren a estas compras para enorgullecerse frente a otras personas, demostrar que tienen tanto (o más) que ellas y encontrar en ese vacío de autoestima la aprobación. Los compradores compulsivos tratar de ser parte de un grupo, de pertenecer a él.
La mayor parte de los gastos de un comprador compulsivo suele ir destinado a estos caprichos que surgen ocasionalmente. No existe una frecuencia específica de compra. Puede ser una vez por semana, una vez cada quince días o incluso una compra descomunal al mes. De lo que sí padecen es de comprar sin necesidad de hacerlo.
Síntomas del comprador compulsivo
Las compras compulsivas a menudo pueden acarrear consecuencias negativas, pero si además son periódicas aparecen síntomas. La baja autoestima es el precedente, pero a raíz de ésta pueden surgir otros problemas como la sensación de insatisfacción las horas posteriores de realizar estas adquisiciones y la culpabilidad. Estos serían los niveles bajos del problema.
Fruto de esto, además, el comportamiento de un comprador compulsivo puede derivar en un aumento del estrés y de su ansiedad y, en casos extremos, llevar a la depresión o a la bipolaridad.
Los cambios constantes de actitud y la incapacidad para relacionarse socialmente no se dan con tanta asiduidad, pero sí que existen personas en las que se manifiestan incluso en los primeros niveles.
Consejos para tratar las compras compulsivas
Como cualquier problema, lo primero para encontrar la solución es reconocerlo. Tomar consciencia de lo que está pasando, de la necesidad real o ficticia de ese gasto económico, del uso que le daremos después a lo adquirido y, sobre todo, de la sensación que nos produce. Frustración, estrés, desapego…
Deberás identificar tus momentos de vulnerabilidad. En esas circunstancias en las que tu estado emocional puede estar más flojo es, precisamente, cuando más atento debes estar. Es probable que busques una mejora realizando estas compras pensando que luego te sentirás mejor. No será así.
Tampoco en los momentos de excitación tras haber ganado un extra económico o llegar bien a fin de mes debes caer ante la tentación. Busca una alternativa que te haga distraerte de ese momento de impulso.
Puedes crear una lista en la que apuntes todo lo que compras y otra que sea «tu lista de la compra» para que seas consciente de lo que realmente debes adquirir y lo que no.
Si además de hacer todo esto el problema persiste y sientes que no eres capaz de controlarlo, entonces deberás recurrir a especialistas y profesionales que te ayuden a tratarlo. Comprar es una adicción más: no importa el qué, sino que importa el cuánto. No tengas vergüenza a contar lo que te pasa y busca ayuda. Tu salud lo agradecerá.
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