¿Notas que tu piel está más tirante en otoño que en verano? Es lógico. El clima es uno de los agentes que afectan al estado de la dermis y para lucirla joven, radiante y luminosa no basta solo con adecuar los productos que usamos a la edad y a las condiciones internas que nos vienen dadas por la genética. También es importante adaptar la rutina beauty a los factores externos que afectan directamente a la piel. Y es que, por ejemplo, la temperatura es un agente determinante en el estado de la misma.
Sabido esto, la siguiente pregunta que se nos plantea es evidente: Si las condiciones climatológicas cambian a lo largo de los meses, ¿por qué aplicamos productos con la misma formulación durante todo el año?
Para responder a esta cuestión hay que hablar de un innovador concepto que acaba de irrumpir en belleza: la cosmética estacional. Se trata de un planteamiento en el que los productos se reformulan en función de las necesidades de la piel a lo largo del año.
Esta novedad ha llegado a nuestro país de la mano de Derma Reset, una marca que cambia las bases de la formulación de productos. Ellos ya se plantearon la pregunta que hemos expuesto más arriba y la contestaron poniendo en marcha una disruptora estrategia que pasa por reformular dos veces al año sus productos cosméticos: en otoño-invierno y en primavera-verano. De esta manera, las fórmulas se adaptan a las necesidades de la piel en cada estación teniendo en cuenta las agresiones del entorno y la climatología propia de cada época.
«Las condiciones climatológicas no son las mismas en verano que en invierno y, en consecuencia, nuestra piel necesita distintos nutrientes para mantenerse hidratada. ¿Cuántas veces hemos tenido que cambiar de crema en invierno porque no nos hidrataba lo suficiente o en verano porque nos dejaba la piel grasa?», se preguntan desde la firma cosmética.
Sin embargo, las modificaciones que se introducen en los productos no afectan a la acción y a la eficacia de sus componentes activos. Según indican desde la marca, solo se varía el nivel de absorción e hidratación, algo muy necesario para el cambio de temperatura de cada temporada.
Estas variaciones son percibidos por la consumidora sobre todo en la textura del producto, que pasa de ser sérum a gel, y en la densidad, pues buscando la comodidad en la aplicación se opta por fórmulas más untuosas en verano y más ligeras en invierno. También se adaptan otros detalles como el color y el olor incorporando las tonalidades y las notas olfativas más acordes a cada estación.
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