Moringa, conocido también como el árbol de la vida o el árbol milagroso, fue el ingrediente estrella de infinidad de novedades cosméticas para cuidar la piel. Nutritivo, antibacteriano, con altos niveles de vitamina C y rico en betacarotenos y minerales, el extracto de semilla de moringa también es perfecto para lucir una melena hidratada, con brillo y sin puntas abiertas.
Los aceites capilares han demostrado su eficacia para hidratar, nutrir, proteger una aportar un extra de luminosidad. Y si hasta ahora el de argán era el rey del cabello, el de moringa amenaza con arrebatarle el opuesto. ¿Sus armas? Sobre el cuero cabelludo actúa como humectante y sus propiedades antiinflamatorias previenen y ayudan con la descamación, combaten la caspa y la dermatitis seborreica. Además, contiene zinc que favorece la producción de queratina, lo que fortalece el cabello y ayuda en su crecimiento, y tiene un alto contenido en nutrientes y antioxidantes.
Al ser rico en ácidos oleico, palmitoleico, linoleico, vitaminas y antioxidantes, no solo nutre el pelo, sino que también realza el brillo, lo protege contra el daño solar y evita la pérdida de color cuando este está teñido. Y, como es uno de los aceites con uno de los niveles más altos de ácido behénico natural –un ingrediente presente en muchos acondicionadores– además suaviza, proporciona elasticidad y facilita el peinado.
Lo mejor es que es apto para cualquier tipo de cabello, aunque los secos, quebradizos, encrespados y coloreados serán los que más se beneficien de él; al igual que los cueros cabelludos secos y escamados. Puedes optar por él puro o adquirir un producto capilar que lo incluya en su formulación y para aplicarlo, date un masaje con él antes de lavarte la cabeza (cuero cabelludo incluido), o usarlo de medios a puntas antes de secarte el pelo o una vez hayas finalizado el brushing.
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