Cuando llega el verano nos relajamos mucho en todos los sentidos, incluso en lo que al cuidado de nuestra piel y la rutina facial se refiere, cuando debería ser al contrario. En verano estamos expuestas al sol, que es uno de los principales enemigos de la piel, al cloro, a los aires acondicionados y demás agentes externos que son agresivos con la tez, pero aún así dejamos de aplicar nuestros tratamientos o no lo hacemos con la religiosidad del resto del año. De hecho, la de por la mañana muchas veces queda suprimida porque vamos a la playa o a la piscina. Y es que, para qué vamos a aplicarnos los tratamientos si después van a disolverse en el agua o vamos a usar crema solar. Pues este pensamiento no podría estar más equivocado.
Cierto es que una parte del producto podrá desaparecer con el agua, por eso se recomienda aplicar los tratamientos bastante antes de ir a la playa. De hecho, sin proponérnoslo, suele pasar más de media hora, lo que da tiempo suficiente a la piel para asimilar los principios activos y nutrientes del producto, por eso también se recomienda aplicar la protección solar antes de salir de casa o del hotel. «Aunque se pueda retirar algo de producto con el agua, si la piel ha tenido margen de absorberlo, estará mucho más fuerte y resistente ante sustancias que pueden dañarla o ante los rayos UV que pueden afectar al ADN del tejido», comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
Por su parte, la crema solar no sustituye a nuestros tratamientos, ya que solo protege de la radiación solar, no hidrata ni combate los signos de la edad, solo si es una crema solar con tratamiento, aunque lo mejor es apostar por protecciones altas y esas cremas solo tienen esa función. «En estas situaciones de alta y prolongada exposición, deberemos acudir a productos que sean, exclusivamente, escudo SPF, para que toda su finalidad esté focalizada en protegernos», explica Valeria Navarro, directora técnica de Boutijour. Y es que, aunque hay productos solares que cuentan con principios beneficiosos para la piel, lo más común es que se queden cortos en lo que a tratamiento se refiere, porque no están pensados para tratar la piel, sino para protegerla.
Es fundamental aplicar los tratamientos previamente junto con la crema solar a pesar de bañarnos porque «vas a someter a tu piel a un estrés -radiación, calor, sal, cloro, etc.- y necesita tener la hidratación y antioxidantes necesarios para que esté fuerte ante esta situación», afirma Raquel González, directora de educación de Perricone MD.
En este sentido, cuando se vaya a ir a la playa o a la piscina se debe hacer la rutina habitual, incluyendo incluso una hidratante con SPF que pueda proteger en el trayecto a la playa, además de aplicar un producto exclusivo de pantalla solar, y reaplicar cada dos horas, porque Los filtros solares tienen una tiempo medio de vida óptima de 120 minutos.
Refuerza la piel
Además de la protección solar alta, conviene aplicar sobre la piel antes de la exposición solar otros ingredientes que la hagan estar fuerte ante el estrés que va a sufrir y así sufrir menos daño. «Para que sea más resistente, siempre será positivo aplicar productos ricos en agentes hidratantes, como el ácido hialurónico o la urea, y activos antioxidantes como la astanxantina, las vitaminas C y E o los péptidos de cobre», concluye Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
¡Lo quiero!
¡La quiero!
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