Desde que la pandemia por coronavirus cambiase por completo nuestras vidas, la revolución en el sector de la cosmética ha sido imparable. De hecho, el boom que han sufrido los servicios de manicura y pedicura han hecho sombra a otros servicios estéticos y no parece que esta tendencia vaya a cambiar a corto plazo. El motivo es que durante el confinamiento la mani-pedi se convirtió en nuestro pasatiempo beauty favorito al no necesitar grandes medios para realizarla.
Mientras que el truco de la esponja para realizar la manicura francesa se ha convertido en uno de los hacks online virales más exitosos de la década, los diferentes diseños con los que vestimos nuestras uñas nos sigue sorprendiendo día tras día con apuestas arriesgadas, diferentes, pero siempre vanguardistas.
Es el caso de una de las tendencias más psicodélicas del otoño: el swirly nail art. Y si todavía no te has puesto las pilas con el inglés (tranquila, no te estamos juzgando), swirly significa remolino. Así pues, las espirales y los trazos curvilíneos juegan un papel fundamental en su ejecución.
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La de arriba es una de sus variantes y como podrás comprobar se juega con el trazo de varias líneas sinuosas que cruzan la uña. Una opción muy discreta que puede (y debe) llevarse al extremo para conseguir un resultado mucho más llamativo.
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En esta versión extreme de la manicura swirly pasamos de líneas a trazos gruesos que recorren nuestras uñas como un río sinuoso o, como bien dice su nombre, un remolino líquido que busca deslizarse por tus manos. Nuestro consejo es que comiences por la primera, que es mucho más simple, para que después le des una oportunidad a la de nivel avanzado.
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