Para Adara Molinero la casa de Guadalix de la Sierra tiene magia. Fue uno de los nombres más destacados de ‘Gran Hermano 17’, la primera edición presentada por Jorge Javier Vázquez (que ayer regresaba a un plató tras su operación en la cabeza) y que trajo la polémica marcha de Mercedes Milá. Allí encontró el amor en Pol Badía (posteiormente pareja del Maestro Joao). De allí salió el padre de su hijo, Hugo Sierra, ganador de ‘GH Revolution’. Y, anoche, los espectadores del ‘reality’ la convirtieron en la ganadora de ‘GH VIP 7’.
100 días después de cruzar la puerta de la casa y con Mila Ximénez (tercera clasificada) y Alba Carrillo (segunda) como rivales en una final sin precedentes, absolutamente femenina, la madrileña consiguió llevarse los 100.000 euros del maletín (a los que hay que sumar unos 70.000 euros por estos tres meses de encierro a razón de 5.000 euros semanales, uno de los cachés más bajos de la edición).
Las palabras de Adara ya con el premio en el bolsillo no fueron más allá de dar las gracias a todos los que habían hecho posible el triunfo. Más que nada, porque Telecinco suele apurar los minutos al máximo antes de dar el nombre del vencedor. En este caso, de esta joven de 26 años que, con algo más del 56% de los votos, toma el relevo de Miriam Saavedra, ganadora de la edición anterior.
Ya lo había dicho todo antes. O, más bien, se lo había dicho Gianmarco Onestini, quien parece estar llamado a ser el sustituto de Hugo en su corazón y en su vida. A pesar de la desaprobación de sus padres, con quienes se tendrá que sentar a hablar para explicarles esos sentimientos que tiene por el italiano. No parecen estar muy contentos con la relación que quiere emprender su hija, pero ayer quedó claro que están dispuestos a convertir su amor en algo fuerte y firme.
Gianmarco, que se mudaba la semana pasada desde Bolonia a Madrid con el intención de empezar un camino de la mano de Adara,, se dejó las tibiezas en casa por primera vez. La pregunta no admitía dudas, fue al grano: «¿Estás lista para salir de aquí conmigo?». Eran minutos antes de que supiésemos quién ganaba. Él fue el elegido por la organización para la última visita a la casa que recibiría Molinero.
«Sí». Ella, también sin rodeos. Hubo beso. Y un «te quiero» por cada parte. ¿Alguien necesita algo más para confirmar que, al menos, van a intentarlo? ¿Precisa Hugo Sierra que lo digan más alto o ya ha disipado las dudas de que su vuelta no va a ser posible? Ahora, solo hay que esperar para comprobar si el amor hecha raíces o si, como muchos colaboradores han predicho, es tan solo otro de los romances pasajeros de Adara, que parece no poder tener una relación de más de un año-año y medio.
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