La situación se le ha ido de las manos. Hasta el punto que, Adara Molinero, daba a entender hace un par de días en su canal de Mtmad que estaba pensando en abandonar la televisión. El lío de su ruptura con Gianmarco Onestini, que sostiene que ella le fue infiel con Rodri Fuertes, mientras que ella asegura que el italiano es extremadamente celoso, ha conseguido desbordarla por completo (como pasó hace dos días en la gala de ‘Supervivientes’).
Lo vimos anoche, en el plató de ‘Sábado Deluxe’. Adara acudió para contar su versión de los hechos, a pesar de que ya la conocíamos. Recalcó, de nuevo, que ella no tenía nada que esconder, que por eso le había dejado a Gianmarco siempre mirar en su teléfono. «Yo le daba mi teléfono para cosas de Instagram o lo que fuera. No tenía nada que esconder, si estoy coqueteando con un chico no le voy a dejar el móvil», explicaba, a pesar de que lo que se ha contado es que, cuando él le pidió ver con quién hablaba, la madrileña se negó.
Todo transcurría con la intensidad que siempre le da Adara a sus intervenciones, pero sin incidentes… hasta que se enganchaba con Kiko Matamoros. Un cruce de reproches provocaba que Marta López, novia del colaborador de Telecinco, llamara para respaldarle. El lío se montaba en la publicidad, donde Adara y Kiko se enzarzaban en una acalorada discusión que terminaba con la amenaza de este último con contar todos los detalles del lío de la custodia del hijo que esta tiene con Hugo Sierra.
La reacción de la invitada, tal y como contaba Jorge Javier Vázquez, fue la de levantarse llena de rabia y llamar «hijo de puta» a Matamoros. Instantes después, fruto del ataque de ansiedad que le había provocado la situación, tenía que ser atendida por los servicios médicos de la cadena.
Era Omar Suárez quien daba más detalles de cómo se encontraba Molinero: «Está siendo atendida. No se puede ni sostener de pie. La están intentando calmarla, le faltaba el aire y al teléfono alguien diciendo que no merecía la pena ni por todo el dinero del mundo ni por nada».
Está siendo atendida. No se puede ni sostener de pie»
omar suárez
Una ve consiguieron calmarla, regresó a su silla e hizo una advertencia con gran firmeza: «Mi hijo es sagrado. No hay que hablar ni mencionarle. Ha sido algo asqueroso. Yo llevo muchísimo durante estos meses. Vengo aquí, me pongo a la defensiva, me hago la valiente, pero estoy sufriendo muchísimo. Ha sido un golpe muy bajo».
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