La casa marbellí de Beatriz de Orleans, que un día perteneció a Carmen Sevilla y en la que pasa largas temporadas, tiene un olor especial, al estar rodeada de todo tipo de plantas, de grandes palmeras y magnolios. Decorada con un estilo decadente, muy francés, a Beatriz le proporciona serenidad. Un remanso de paz, a pocos metros de la playa y de unas ruinas romanas. De actividad frenética, nadie al verla diría que a punto está de cumplir los 80 años, que iba a celebrar por todo lo alto, pero que tuvo que suspender por precaución, ante el aumento de casos por covid.
Beatriz, ¿cuál es el secreto de tanta energía como derrocha?
No hay secreto, yo me encuentro estupendamente bien, alegre, divertida y con mucha energía. Se trata de juntar todas esas piezas para lograr la felicidad.
¿En las que incluye estar unos días con su familia?
Si algo me gusta del verano es que aquí nos juntamos todos: mis cuatro hijos, sus parejas y mis doce nietos, porque el resto del año cada uno vive en un país diferente y es difícil reunirnos. Siempre digo que esta casa en agosto es como la ONU, porque hablan en alemán, inglés, portugués, pero aquí todos hablan el castellano perfectamente.
Será porque sus hijos vivieron y estudiaron en Madrid.
Así es, pero también porque hablan en castellano con mis nietos desde que han nacido, pese a que nunca han vivido en España más que cuando vienen de vacaciones en agosto.
En esta etapa de su vida, ¿se siente más abuela que madre?
Me siento madre, y soy una abuela cultural, porque eso de llevar a los nietos al colegio y al parque no va conmigo, ni lo haría si vivieran aquí; lo que sí hago es llevarles a museos a partir de los cuatro años.
¿Para enseñarles qué?
El caballo blanco de Felipe IV, si vamos al Museo del Prado, y para que, poco a poco, vayan aprendiendo historia también. Eso ya lo hice cuando mis hijos eran pequeños y hoy se sienten muy orgullosos de todo lo que aprendieron.
¿Ha sido difícil hacer de padre y madre?
Si lo piensas, es más fácil educarles uno solo que con alguien que, digas lo que digas, te lleva la contraria. Prueba de ello es que mis hijos son felices, se han casado fenomenal, y no me refiero a títulos nobiliarios porque siempre les enseñé que podían casarse con quien quisieran menos con un príncipe.
¿Por alguna razón especial?
Porque los cuentos de hadas no existen.
Tenían prevista una fiesta de cumpleaños, que no pudo celebrarse…
Los chicos habían estado con otros que dieron positivo y hubo que suspenderla. Habíamos invitado a 80 personas porque mi hija Adelaida tiene un casoplón en Sotogrande y había preparado una fiesta fantástica, pues, aunque mi cumpleaños no es hasta dentro de seis meses, decidieron hacerla ahora que estábamos todos.
La han pospuesto para otro momento, ¿no es así?
Como me dice mi hijo Felipe: “Madre, trae mala suerte celebrar un aniversario antes de la fecha”. Y lo han guardado todo, y lo celebraremos cuando se pueda. Me apena porque mis nietas de 15 años se habían comprado unos vestidos preciosos y estaban muy ilusionadas.
¿Cómo llegó a esta casa?
Quería comprar algo que gustase a mis hijos porque, si ellos no venían, tampoco mis nietos. Y un día, paseando con Belinda Ruspoli, directora de Chanel, vimos un portalón abierto que daba a un jardín ideal y a un señor fumando en pipa. Me enamoré de la casa nada más verla, resultó que era de Carmen Sevilla, y la compré.
¿No echa de menos estar en Madrid o París?
De Marbella me gusta el clima, la gente, porque es muy abierta, y porque hay que ver cómo está el mundo, la política, en cambio aquí, mientras en las grandes ciudades europeas hay huelgas y manifestaciones, aquí la gente trabaja. Viven y dejan vivir.
Precisamente en Marbella pasó el confinamiento.
Hacía un frío horroroso y, como esta casa no tiene calefacción, al estar cerca del mar, hay humedad: lo que hice fue comprarme por Internet una manta eléctrica. Lo peor fue que el matrimonio que trabajaba y vivía aquí, al ver cómo aumentaban los casos de covid, se fue. Decían que los que veníamos de Madrid estábamos contagiados y que íbamos a morir todos.
¿La dejaron sola?
Completamente. Llevaban trabajando ocho años en mi casa. Tenían una hija y, como en aquellos días no se hablaba de otra cosa que del covid, sintieron miedo y se marcharon. Me quedé sola, sin televisión y sin calefacción, y con mis dos perros. Me dediqué a leer. Adelgacé cinco kilos porque comía lo mismo que mis perros: filetes, pasta, lo que teníamos y nos enviaban del súper.
¿No sintió miedo?
De qué iba a sentir miedo, si no había nadie, todo estaba cerrado, salvo un vecino inglés que está loco. Nunca he tenido miedo a estar sola, jamás. ¿Sabes por qué?
No, cuéntemelo.
Tenía una abuela con un enorme castillo en Francia y, a los 7 años, nos llevaba a todos los nietos, un día por semana, a dar la vuelta al bosque que rodeaba el castillo, y así aprendimos a reconocer los ruidos, y a no tener miedo a la oscuridad. Ni yo ni mis hermanos.
Dicen que la sociedad está cambiando mucho, ¿usted lo cree?
La gente ha cambiado el chip, y la manera de vivir, porque lo que hemos pasado y todavía estamos pasando ha causado mucho sufrimiento en las familias. Y eso ha permitido que nos diéramos cuenta de que lo banal no da la felicidad.
Estas vacaciones se viven como si no hubiera pasado nada.
Eso ocurre porque la gente en estos meses no ha gastado, todo lo contrario, ha ahorrado, y ahora lo gastan. En Marbella todo está lleno pese a que han doblado los precios. Yo conozco a una alemana y a una inglesa que en invierno vivían en sus países y ahora han descubierto que como en Marbella no se vive en ningún sitio.
Hace un año que el Rey Juan Carlos salió de España.
Me molesta mucho cuando oigo decir que el Rey Juan Carlos se ha escapado de España, cuando lo cierto es que le han obligado a salir de su país. Y todo por una historia de faldas. ¿Cuántos de los que le critican no han tenido una historia igual? El problema es que se enamoró como un jovencito, y ha sido su ruina.
¿Hasta el punto de poner en entredicho su prestigio?
Mira, en Francia, que se respeta mucho la privacidad de los primeros ministros, todos han tenido historias fuera del matrimonio, empezando por Miterrand, y no ha pasado nada: la gente se lo tomaba a chirigota.
Ahora la gente es más exigente.
Pero no tanto como para olvidar la gran labor del Rey Juan Carlos durante su reinado. En eso los españoles habéis sido muy ingratos con él. Estoy segura de que dentro de veinte años la historia le hará justicia.
¿Cómo ve el futuro del Rey Felipe?
Es difícil saberlo, él hace lo que puede. Fíjate los años que yo llevo en España, y nunca he sentido una brecha en la sociedad tan profunda como la de ahora. No es posible que la gente no se relacione porque es de este u otro partido. Todos hacen cosas que no nos gustan, los socialistas y los del PP, pero eso no debería impedir que la gente se relacione.
¿Cuáles son sus preferencias políticas?
No soy partidaria de los extremos porque no me gustan ni unos ni otros.
¿Qué diferencia hay entre la política francesa y la española?
La gente no está tan dividida como en España, entre otras razones porque no hay partido comunista en Francia. En cambio, sí hay una izquierda más fuerte que la de aquí, empezando porque todos los intelectuales son de izquierda, y porque Francia es un país socialista, pero más conservador que el de aquí.
¿La moda ha sufrido su propia revolución?
Curiosamente el lujo funciona de maravilla, porque para mí el lujo es la excelencia. Y eso no afecta sólo a la moda: cuando yo fundé la Asociación del Lujo en España, en la que están representados más de cien empresarios, pequeños y medianos, y algunos artesanos y empresas familiares, lo que pretendía era darles a conocer no sólo en España también en el extranjero.
¿Lo ha conseguido?
Sí. Teniendo en cuenta que apenas quedan marcas de moda de lujo, porque las han comprado los fondos de inversión, aunque mantengan el nombre, ahora hay que apostar por quesos o zapatos excelentes, que los hay en España, pero que tienen que conseguir que se conozcan en México o en la China.
¿Qué hace con sus trajes de Dior?
La mayoría los guardo para mis nietas.
¿Su secreto para estar en forma?
Nunca me ha preocupado estar delgada, me muevo mucho pero no voy al gimnasio ni a andar, no me gusta. Como sano, eso sí.
¿Le preocupa envejecer?
Me preocupa la enfermedad, aunque soy consciente de que con los años van apareciendo fallos.
QUIÉN ES ELLA
- Nació en Neuilly-Sur-Seine, Francia. Es la segunda hija del Conde Bruno Marie Pasquier y de Jaqueline Francoise Téresse.
- Tenía 3 años cuando el FTP asesinó a su padre debido a su lealtad al Mariscal Pétain. Recibió una esmerada educación en instituciones católicas de su país, siendo enviada a Inglaterra para ampliar sus estudios. De vuelta a Francia, estudió Ciencias Políticas en la Sorbona. En Cambridge hizo un Master en Marketing.
- En 1967 contrajo matrimonio en Casablanca, Marruecos, con Miguel de Orleans, hijo de los Condes de París. La pareja tuvo cuatro hijos: Clotilde, Adelaida, Varkis Felipe, duque de Anjou, y Francisco, Conde de Dreux. Divorciada de su marido, Beatriz sigue viviendo en España.
- Fue durante muchos años Delegada de Dior en España y fundadora de la Asociación del Lujo. Ha publicado varios libros.
- En Marbella pasa largas temporadas en la casa que compró a Carmen Sevilla.
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